Atacan casa del subsecretario de Seguridad de Solidaridad, Quintana Roo
CHILAPA, Gro., 19 de mayo de 2015.- La incertidumbre y miedo son los habitantes más comunes en la comunidad de Chilapa, Guerrero.
A casi una semana de la salida de poco más de 300 presuntos policías comunitarios que tomaron las entradas y salidas, así como el centro de este municipio, los negocios, bancos y el mercado principal lucieron desiertos tras el paso de los hombres armados que, aseguraban, liberarían a los habitantes de la presencia de miembros del crimen organizado.
El objetivo de estos sujetos era la detención de Zenén Nava Sánchez, alias ‘El Chaparro’, señalado como líder de Los Rojos.
“Los vimos llegar en la noche del fin de semana pasado, venían en camionetas y algunos automóviles, cargaban armas de esas grandotas, no eran rifles, eran de las que les llaman cuernos de chivo, estaban tapados de la cara y eran muy amenazantes.
“Ponían sus carros en medio de las calles, decían que nadie entraba y nadie salía, porque estaban buscando a un supuesto líder de Los Rojos que opera desde aquí, a algunos nos esculcaban para que no escondiéramos drogas o armas, pero es ilógico si apenas y traigo 20 pesos en la bolsa”, comentó Everardo, campesino de la zona.
El joven agricultor es de los que cruza de manera constante los retenes militares y de la Policía Federal (PF), en los mismos puntos donde los civiles armados –identificados por los lugareños como miembros del grupo criminal de Los Ardillos– decidían quién ingresaba y quién no tenía acceso.
Esta zona, que en algún momento fungió como el punto de reunión y fortaleza de José María Morelos en la lucha por la Independencia de México, se ha convertido en un foco rojo para las próximas elecciones del 7 de junio por la disputa entre dos grupos considerados altamente violentos: Rojos y Ardillos.
Zona importante para la droga
Chilapa es considerada una zona estratégica por asentarse entre los municipios de Ahuacuotzingo, José Joaquín Herrera, Zitlala, Atlixtac, en la Montaña Baja, y Quechultenango, Mártir de Cuilapan y Tixtla, de la zona Centro.
En el perímetro se pueden encontrar bosques, minerales, acuíferos y tierra fértil que se utiliza para el cultivo de maíz y frijol, pero la presencia de sembradíos de mariguana y amapola son otros de los productos que también se manejan por aquí.
Ante estos aspectos, Los Rojos y los Ardillos, quienes en algún momento pertenecieron a la banda de Los Pelones, brazo armado de Los Beltrán Leyva, y que ahora se disputan el trasiego de la droga en el Estado.
Las condiciones geográficas y logísticas ayudan a que ambas organizaciones criminales exploten la zona, aunque los enfrentamientos se multiplican y las víctimas aumentan conforme se da el choque entre ambos bandos.
El arribo
El pasado 7 de mayo se encontraron los restos de cuatro personas decapitadas en un auto que fue incendiado en la carretera federal Chilapa-Tlapa y este evento, dicen algunos de los pobladores, provocó que los presuntos policías comunitarios arribaran a la cabecera del municipio de Chilapa de Álvarez.
Tras estos hechos, el 9 de mayo de este año arribaron, en un principio 70 hombres armados y dos días después ya contabilizaban 500, que daban rondines por las calles y dominaron las entradas y salidas de la comunidad.
“Dicen que son indígenas estos sujetos, pero son matones de allá arriba (Tlapa) de la banda de Los Ardillos. Ésos que vienen a levantar gente porque se les antoja y matarse con Los Rojos, ya hemos identificado a algunos que solamente vienen a echar despapaye”, dijo una vendedora de pepitas y cacahuates en el primer punto de revisión a la entrada de Chilapa.
Pero la filiación de los probables comunitarios generó dudas, pues no pertenecen ni a la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias ni a la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero ni al Frente Unido por la Seguridad y el Desarrollo del Estado de Guerrero, de acuerdo con las páginas de ambas organizaciones.
La incursión de los supuestos indígenas armados en Chilapa, que acabó el jueves pasado, llevó a otros sectores a participar, sin que pertenezcan a alguno de los grupos delincuenciales.
Todos son iguales
En el municipio de Chilapa conviven desde la militarización y la narcopolítica, así como el abandono y la pobreza extrema; una prueba real han sido las ejecuciones de políticos en esta parte que ahora ya está identificada como un foco rojo para el 7 de junio.
Aidé Nava González, candidata del PRD a la alcaldía Ahuacuotzingo, fue asesinada a balazos y decapitada el pasado 11 de marzo en los límites de la comunidad.
La segunda víctima política fue Ulises Fabián Quiroz, candidato del PRI a la alcaldía de Chilapa, fue ejecutado el pasado 1° de mayo cuando regresaba de un acto de campaña, por unos 20 hombres que lo bajaron del vehículo cerca de la comunidad de Atzacoaloya, en la carretera que va de Chilapa a Quechultenango, tierra de Los Ardillos.
El reto de las autoridades será estabilizar un Estado que amenaza las elecciones del próximo mes.