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El vuelo del hombre gana premio biblioteca breve 2025 de Seix Barral
MÉXICO, 25 de octubre de 2014.- De visita en el Centro de Artes Semillero de Talentos, en la delegación Iztapalapa, el artista plástico de renombre internacional, Francisco Toledo, mientras daba un recorrido por las salas del lugar, se detuvo en una, y de manera espontánea se comprometió a mandar al maestro de cerámica de la Casa de Artes San Agustín (CaSA) que él fundó, para que también dé clases en el Centro.
“El maestro es de Iztapalapa”, dice el reconocido pintor oaxaqueño, en el centro que está inspirado en la CaSA, en Etla, Oaxaca, y cuyo objetivo es ofrecer un abanico de talleres como cerámica, de música, literatura y pintura para personas de la colonia Casa Blanca, asolada por la alta delincuencia.
Es un proyecto que fue inaugurado en mayo, y a partir de este 25 de octubre tendrá una exposición de Toledo, titulada De Fábula con cuadros basados en los textos de Esopo.
El centro está ubicado en una zona marginada, tanto que cuando la diputada perredista Aleida Alavez le mostró un piano de cola, le dijo a Toledo que sufrieron para conseguirlo, y que debe ser uno de los dos que hay en toda la delegación.
Fue la legisladora quien convenció a Toledo de replicar en Iztapalapa el modelo de la Casa de las Artes, y lo invitó a visitarla para darle el impulso a estas actividades en el lugar. Fue también ella la que buscó los recursos federales, de tres millones de pesos, para acondicionar el lugar y para su manejo.
El artista, cuyo impulso fue fundamental para rescatar el Templo de Santo Domingo en la capital de Oaxaca, aceptó apoyar el proyecto. En su compromiso pesó el hecho de que en Iztapalapa se asientan 300 mil oaxaqueños, la mayor comunidad en la capital proveniente de ese estado.
De pocas palabras con la prensa, atento a lo que le dicen, pero también con una mirada curiosa por el lugar que alberga obras suyas, Toledo se dio tiempo para el humor, y cuando le preguntaron qué lo trajo al Distrito Federal, dijo que la visita al doctor.
Pero agrega, presto, también la visita al Centro.
Llegó unos minutos tarde después la hora pactada para hacerlo, a las 13:00 horas, pero nadie lo tomó a mal. Es Toledo, un artista juchiteco de talla internacional, que llegó sin alardes, como si desconociera el peso de su figura. Recibió de regalo una pieza hecha en cera, artesanía de Iztapalapa, “para que se la lleve a Oaxaca ahora en Día de muertos, ya tiene cómo decorar su altar”, le dice Alavez. El maestro recibió la pieza con desconcierto, pero agradecido.
Terminó el evento y Toledo muestra otro de sus compromisos: el de ir contra las semillas transgénicas o genéticamente modificadas. Cuando la diputada federal le informa que buscarán hacer un punto de acuerdo para pedirle a la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural y Pesca (Sagarpa) que proteja a la población de la siembra de maíz transgénico, dice “gran noticia”, en una de las ocasiones donde más fuerte se escucha su voz.
Minutos después posa con un poster alusivo con una imagen de un Benito Juárez de juguete, unos elotes alrededor suyo y una leyenda que dice “¡Despierta Benito! Y di no al maíz transgénico”.
Abordado por la prensa, Toledo explicó que uno de los motores para impulsar el proyecto es “la importancia que la población oaxaqueña vuele alto”.
Sobre el tema de la desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa, ocurrida el 26 de septiembre, dice que es “muy triste, una vergüenza”. El también reconocido activista fue uno de los miles de participantes de la marcha del 22 de octubre realizada en diferentes ciudades del país para exigir que los estudiantes aparezcan vivos, y que se castigue a los responsables. En su caso él se manifestó en Oaxaca.
Escéptico, descartó que la salida de Ángel Aguirre Rivero del gobierno de Guerrero mejore la situación.
“No creo”.
Platicó con la prensa entre dos y tres minutos, una mujer que lo acompaña lo presiona porque dice que él avión lo espera. Él le hace caso. Pero se compromete.
“Voy a venir más seguido”, concluyó y se fue.