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MÉXICO, DF., 13 de julio de 2015.- La corrupción por parte del personal del Penal de Máxima Seguridad El Altiplano, de todos los niveles, fue confirmada por el secretario de Gobernación (Segob), Miguel Ángel Osorio Chong, a los que señaló de traidores y desleales a la nación por haber participado en la fuga de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo.
Durante una conferencia de prensa, el funcionario aseguró que el líder del Cártel de Sinaloa recibió la complicidad del personal y funcionarios del Centro Federal de Rehabilitación Social (Cefereso) para consumar su segundo escape.
“Sin embargo, no podemos omitir que para lograr su propósito, el hoy prófugo de la justicia, tuvo que haber contado con la complicidad de personal y/o funcionarios del Centro de Readaptación Social del Altiplano.
“De confirmarse estos hechos, constituiría un acto de corrupción, deslealtad y traición a los mexicanos, a la institución y a los integrantes de las fuerzas federales que con entrega y compromiso, siempre con compromiso por México, arriesgaron su vida para capturarlo”, dijo.
Osorio Chong reveló que tres funcionarios ya fueron cesados, aunque no reveló los nombres, pero se trata de Juan Ignacio Hernández Mora, director del Órgano de Prevención y Readaptación Social; Celina Oseguera Mora, Coordinadora de Ceferesos y el director del Penal del Altiplano, Valentín Cárdenas Lerma.
De acuerdo con información de fuentes de la Procuraduría General de la República (PGR), los tres personajes serán citados a declarar por los hechos del pasado sábado.
El funcionario enfatizó que Guzmán Loera logró fugarse a partir de una estrategia que pudiera evadir todos los sistemas internos de seguridad diseñados conforme a los estándares internacionales de una prisión de máxima seguridad.
El brazalete que nadie sabe cómo se lo quitó
Como Quadratín México adelantó, el Chapo Guzmán portaba un brazalete de seguridad y su localización, el cual logró quitarse antes de huir del penal de El Altiplano.
El secretario de Gobernación comentó que el narcotraficante se le había puesto un brazalete especial para vigilarlo (aunque no contaba con un sistema de localización tipo GPS, según dijo), y su celda contaba con un sistema de vigilancia de circuito cerrado, monitoreado en tres turnos durante las 24 horas del días.
«Había vigilancia desde el interior del penal y el centro de control de la Policía Federal. Por razones de derechos humanos y respeto a la intimidad, la videovigilancia tenía dos puntos ciegos», destacó.