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MÉXICO, DF., 10 de agosto de 2015.- La titánica labor de Miguel Ángel Jiménez, líder la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG), terminó por arrebatarle la vida el sábado pasado en ese estado, publica el periódico español El País.
El comunitario tenía meses identificando los cuerpos que aparecían en las fosas clandestinas en municipios guerrerenses, e incluso prometió a los padres de los 43 normalistas desaparecidos que encontraría a los estudiantes.
“Alguien tiene que hacerlo, ¿no? Ya está bien de hacerse güey”, decía Miguel Ángel Jiménez mientras conducía una camioneta en dirección a la montaña, señala el texto.
A pesar de las intimidaciones y complicada labor que llevaba a cabo junto con sus compañeros, Miguel Ángel, de 45 años, lideró hasta su muerte la búsqueda de desaparecidos en Guerrero.
El artículo titulado El precio de escarbar en las tumbas del narco mexicano, refiere que en una especie de oficina que abrió en Iguala -un tenderete con una mesa y dos sillas-, el activista asesinado en las inmediaciones del poblado de Xaltianguis, recopilaba toda clase de información de los desaparecidos: nombre, ocupación, fecha de la última vez que lo vieron, ropa que llevaba puesta, posible móvil.
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