Alfa omega/Jorge Herrera Valenzuela
No es miedo, es terror.
Desde París, esta noche no hay mucho que contar, la ciudad luz vive el duelo en sus cafés vacíos y en las copas sedientas de nuevos brindis, todos están tristes, Francia reflexiona, sí, sobre sus muertos, pero también sobre las causas del terror, ¿por qué aquí?, ¿porque no en Alemania, en España o en Estados Unidos?, ¿por qué aquí?
Las respuestas son abundantes y variopintas, desde aquellos que piden una mano dura del gobierno para castigar hasta con pena de muerte todo lo que huela a terrorismo, hasta los que ven el mayor problema en la economía y en los grupos rezagados y marginados de Francia.
Un hombre, ciudadano francés, enfermo, abandonado por su familia, víctima de muchas calamidades, pide dinero en el metro de Francia, no le queda otra opción, no encuentra trabajo, ni seres queridos, ni esperanza de que su situación mejore pronto.
Es uno de miles, evidentemente, la pobreza en Francia no es generalizada ni mucho menos comparable a la que vivimos, por ejemplo en México, pero es cierto que existe y como toda pobreza, margina.
¿Será que a esos franceses de ascendencia africana o árabe en sus mayoría les falló la república de La Fraternidad, Libertad e Igualdad?, o será, como me dice Corinne Narassiguin, vocera del Partido Socialista de Francois Hollande, que es un asunto más relacionado al tema de ideología que al tema de económico.
La información relevante de hoy quizá no se haya generado en París pero mucho tuvo que ver con la ciudad luz, una cacería internacional totalmente infructuosa que ha dejado libre a un terrorista del que todo el mundo desconoce su paradero. Al medio día se hablaba de los cinco detenidos en Alemania que al final, resultaron ser ajenos a los atentados.
Las revisiones constantes a automóviles se incrementan, hay miedo, hay paranoia por la posibilidad de nuevos ataques en cualquier momento, todos somos sospechosos de portar una bomba, por lo que nunca está de más revisar a cabalidad.
La paranoia trasciende las fronteras, ayer se canceló el partido Bélgica contra España, hoy en Alemania contra Holanda, todo es una sospecha de terrorismo. Sin embargo, en un Estadio Wembley iluminado con la bandera francesa y blindado por todos los cuerpos de seguridad de Gran Bretaña, se cantó la Marsellesa.
Aunque digan lo contrario, aunque se eleven mil cantos, lo cierto es que París y Europa entera, no tienen miedo, tienen pánico ante un enemigo invisible.