Abanico/Ivette Estrada
Es de risa, pero también de pena, lo que sucedió hace poco a Sandro Cohen, quien se presenta en su blog como poeta, narrador, traductor, editor, ensayista y profesor-investigador.
Según fuimos informados, escribió en su “página Face” sobre una entrevista periodística que le hicieron por teléfono, y que bien serviría para recordar los años de aprendizaje reporteril.
Porque a los estudiantes de periodismo y a quienes aprenden el oficio de forma empírica, se les enseña por igual que es un deber básico documentarse sobre el tema y el personaje, antes de entrevistar a alguien.
Pero al maestro Cohen, quien “prepara su tesis doctoral sobre el poeta mexicano Rubén Bonifaz Nuño” (sandrocohen.org) lo buscó alguien desconocedor de esa regla elemental y así lo divulgó:
“Acaba de hablarme un «periodista» de Notimex para preguntarme si conocía a Josefina Estrada. Dije que sí. Luego me preguntó qué opinaba de ella. Contesté que la quería mucho. Pero antes me había preguntado qué tal me manejaba en español, si me costaba trabajo (siendo el inglés mi idioma materno)… Yo debí haberle preguntado a él: ¿Cuáles son los requisitos para ser periodista de Notimex?¿Ignorancia absoluta?»
Porque resulta que la escritora, profesora, editora y colaboradora de medios periodísticos, Josefina Estrada, está casada con Sandro Cohen desde hace 30 años. Y que él, estadounidense naturalizado mexicano en 1982, es autor de ‘Redacción sin dolor’, una obra para aprender la buena expresión por escrito y en español, de la cual ha vendido más de cien mil ejemplares en tres lustros además de que imparte cursos con el mismo título.
Ha publicado libros de cuento, novela y poesía en la lengua de Cervantes, y las clases que imparte en la Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco, son también en y sobre el español, tema del cual se ocupa asimismo en su blog.
Todo esto, que como lo definió quien avisó del caso al tecleador y a otras amistades, es “la superficie de las cosas”, se puede documentar de manera fácil en fuentes de acceso inmediato, y sobre esa “superficie” o conocimiento básico, deben sustentarse las preguntas en una entrevista. Porque si no se corren riesgos pues, como dijo otra amiga, “Pa’ las pulgas de Sandro, ¡además!”
Cohen, autor también de la ‘Guía esencial para la redacción en lengua castellana’ y la ‘Guía esencial para resolver dudas de uso y estilo en lengua castellana’, es conocido en ámbitos culturales, universitarios y editoriales. Es profesor del diplomado que imparte la Academia de las Artes de la Escritura, dependiente de la Asociación Mexicana de Profesionales de la Edición (PEAC) y será uno de los instructores el próximo 26 de octubre, durante el primer Concilio Nacional de Correctores que ha organizado ese mismo organismo gremial. También dirigió una “pesca editorial” de PEAC en 2011.
El caso provocó un alegato marginal dentro del grupo enterado del mismo, cuando al comentarlo una de las interlocutoras consideró que “bastaba con que el mencionado periodista ‘checara’ Wikipedia para no hacerle ninguna de sus dos brillantes preguntas”, y el tecleador cuestionó un tanto la fiabilidad de esa enciclopedia digital.
Porque consideró que “los periodistas no somos expertos en los temas que cubrimos, pero estamos obligados a saber de ellos lo necesario” y que “no todos pueden hacer entrevistas con la candidez muy redituable en buenas respuestas, con que las hace Elena Poniatowska”.
Agregó que él consulta la Wikipedia “con pinzas y lupa, porque algunos de sus contenidos están manipulados y ponen o borran según convenga. Hay grupos políticos o comerciales que tienen personal entrenado y dedicado a modificar o ingresar contenidos de acuerdo con sus intereses, inclusive históricos o ideológicos. El Vaticano está entre quienes ponen allí sus verdades, pero no dudo que también los ‘malos’ del mundo”.
“Por lo anterior -finalizó-, yo siempre busco una o dos fuentes más (libros y hasta revistas, o mis propios archivos), aun cuando reconozco que mucho del contenido de la ‘Wiki’ es verosímil y no todo está manipulado. Pero, para saber qué.”
De todas maneras, le hubiera sido de mucha utilidad a quien buscó a Sandro Cohen para preguntarle si conocía a su esposa, y si no se hacía bolas con un idioma del que es una autoridad.