Lilia E. Cárdenas Treviño, líder social y promotora cultural
MÉXICO, DF, 7 de septiembre de 2014.- Un grupo de investigadores de la Universidad Iberoamericana (UIA) decidió sumarse a la batalla por la descontaminación del agua en México y encontró un método para limpiar aguas contaminadas por los herbicidas más comunes utilizados en plantaciones y cultivos, destaca un artículo que publica el diario El País en su edición dominical.
Con una diminuta capa de diamante y una potente carga electroquímica el equipo de ingenieros y químicos logran oxidar la materia orgánica de los herbicidas hasta convertirlos en dióxido de carbono y sales inorgánicas, es decir, agua limpia, pero que aún necesitará el depurado convencional de las aguas municipales.
“Es un trabajo a largo plazo y muy contextualizado en los problemas nacionales del país. Por eso hemos empezado con el producto más tóxico y el más contaminante, el metil paratión”, apunta el Rubén Vásquez Medrano, director del equipo.
El metil paratión es un compuesto químico con color amorronado, de aspecto parecido a la arena, que se usa como pesticida y herbicida sobre todo en soluciones líquidas. Su utilización es muy frecuente principalmente en la zona sur de México para floriculutra y en el cultivo el maíz o el frijol. El riesgo aumenta cuando ese líquido tóxico es arrastrado por la lluvia hacia las aguas superficiales como ríos, lagunas o presas.
La elección del diamante tiene que ver con su resistencia y sus formidables condiciones como conductor térmico. La cantidad de piedra preciosa es además ínfima.
“Utilizamos una capa nanométrica. Por medio de una técnica de posición química del vapor le aplicamos mil grados de calor y se le inyecta metano. Así conseguimos sintetizar el diamante y aumentar su volumen a tres micras”, explica Vasquez.
El eureka final aparece al añadir una pizca de boro, que aporta al diamante la condición necesaria de conductor de electricidad.
El metil paratión forma parte de la lista de productos peligrosos del Convenio de Rotterdam, un tratado internacional que pretende evitar que los productos químicos peligrosos dañen a la salud humana y el medio ambiente.
Un producto ya en desuso en muchos países pero que en México, sin embargo, es aún muy común por su bajo precio y alta efectividad. Un reciente estudio de la UNAM recoge que “se ha detectado metil paratión en lagunas y presas de México en concentraciones que causaron daño fisiológico y bioquímico a crustáceos y peces. Se han encontrado cantidades del plaguicida en alimentos y en agua potables.
El consumo humano de estos alimentos puede constituir un riesgo por su bio acumulación”.
Según los parámetros internacionales para la gestión de productos químicos, los efectos nocivos de este compuesto van desde las náuseas, vómitos o problemas respiratorios hasta espasmos musculares y entradas en coma.
“El principal problema del metil partión es que su proceso de biodegradación es muy lento. Tarda meses y esto provoca problemas con la fauna y flora. Además del riesgo de bañarse o beber agua contaminada. Porque aunque lo hiervas no se soluciona porque no es un microbio, es químico”, afirma Vásquez.
(Más en http://sociedad.elpais.com/sociedad/2014/08/29/actualidad/1409347494_332862.html.)