
El predial talón de Aquiles municipal
¿Qué es realmente innovar?
En los últimos años, el concepto innovar ha sido uno de los más usados en diferentes rubros de la actividad humana, desde la ciencia, las artes, la industria y hasta la cocina han sido testigos de cómo la innovación se hace (o pretende hacerse) presente en sus campos. En realidad, y si quitamos la carga positiva que se le da al concepto, hemos entendido a la innovación como el acto de mudar o alterar las cosas introduciendo novedades, sin que necesariamente esas novedades mejoren al objeto de la innovación.
Hoy les invito a que reflexionemos un poco sobre la manera en la que el ser humano innova –que no inventa porque esta actividad es en realidad distinta. Recientemente innovar se ha vuelto un lugar común en casi todos los ámbitos. Australia tiene una agenda de ciencias e innovación, India incluirá entre sus museos núcleos de innovación en sus Centros. La innovación ahora es central en los planes y políticas de desarrollo en empresas y países por igual. Se ha invertido una enorme cantidad de dinero en desarrollarla, sin embargo, no se han visto éxitos contundentes al respecto.
No confundamos innovación con invención o creatividad. La creatividad es la capacidad de generar ideas, conceptos u objetos originales y esta a su vez estimula la invención que por lo general vemos en las áreas tecnológicas y de negocios, fundamentalmente. Sin embargo, la innovación requiere un tercer ingrediente: éxito en el mercado. Estoy convencida que la innovación es actualmente más un arte que una ciencia y de ahí se deriva su impredecibilidad.
Los gobiernos desean innovación altamente disruptiva, es decir, que no solamente transforme la industria, sino que también ofrezca soluciones a los grandes retos que la humanidad enfrenta; energía, salud, educación, urbanismo, seguridad, disminución de las brechas entre ricos y pobres, sustentabilidad y cambios climáticos, inserción de las niñas y mujeres en la sociedad en condiciones de equidad, acceso equitativo a las TIC´s, desarrollo científico y tecnológico equilibrado, entre otros.
Muchos programas de investigación en esta línea de pensamiento se dicen innovadoras por la aplicación de nuevos esquemas a un problema específico, pero como quedó claro con la definición de innovación, introducir novedad en algo no garantiza su mejora. Pero entonces, cómo ir más allá de este aparente mito de la innovación para convertirlo en realidad, la respuesta a esta aparente paradoja, si me preguntan, sería sistematizando la innovación (empresa para nada sencilla).
La realidad es que aún no sabemos cómo se realiza el proceso de innovación debido a su complejidad y poca formalización, necesitamos saber cuál es el hilo conductor de esta actividad. No existen teorías o modelos universalmente aceptados sobre este proceso. La innovación no es una ciencia. ¿Cómo podríamos transformarla en tal?
Podríamos iniciar estudiando el historial de patentes solicitadas y otorgadas en las oficinas correspondientes y analizar el nivel de éxito en el mercado que han tenido en todos los dominios del intelecto humano; ingeniería, artes, ciencias, tecnología, sociedad, humanismo, etcétera. El proyecto es ambicioso, pero seguramente nos proporcionará elementos objetivos a partir de los cuales aventurar diversas hipótesis sobre los factores que coadyuvan al proceso de la innovación.
Desgraciadamente las bibliotecas de patentes están desbordadas de casos que nunca han sido usados en la realidad y no han probado ser innovación como tal, en su más purista sentido de la palabra. Por supuesto los fracasos nos enseñarán más que nuestros éxitos.
Otra forma de proceder es preguntarse por el mejor escenario posible para nuestro producto o servicio a innovar y de ahí partir hacia lo factible en el mercado, llegando a un máximo óptimo de innovación. Ésta es la estrategia usada en el campo de las impresoras, por ejemplo. Una estrategia que en lo particular me agrada mucho es el cruce de ideas, conceptos y objetos desde un bloque de innovación en un ámbito particular hacia otro totalmente diferente, conservando el hilo conductor esencial. En la Ciencia muchos premios Nobel se han ganado gracias a esta forma de trabajar, que es esencialmente transdisciplinaria.
En algún momento deberemos contar con investigadores de la ciencia de la innovación que deberán desarrollar modelos de mercado y productos que garanticen su éxito futuro. Por supuesto estos modelos deberán involucrar a la ciencia e ingeniería de la computación debido al número de datos y se desarrollarán, validarán y probarán en tiempo real.
A pesar del alto riesgo de fracaso (99 por ciento) el sector privado tiene el compromiso de invertir en innovación, porque un solo caso de éxito puede revolucionar su área de incidencia de manera total, y con ello obtener jugosas ganancias. Por supuesto su participación será limitada a las grandes empresas y de estas a una mínima parte, puesto que su razón de ser principal es garantizar sistemas de calidad muy eficientes.
Al final es algo más profundo que la simple incorporación de novedad en algo, para que esta sea positiva, debemos entenderla como un sistema generador de valor en sí mismo. Y para que una actividad genere valor debe incluso cambiar la manera en cambiamos, mejorando sistemas productivo-administrativos en una empresa o institución.
Como siempre, espero sus comentarios en redes sociales y atendiendo sugerencias.