Busco a mis hijos con el dolor de respirar ante su ausencia: Ceci Flores
MÉXICO, DF a 13 de julio de 2015.- Al puro estilo del Cártel de Sinaloa, su jefe, Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, escapó por segunda vez de un penal de máxima seguridad con el uso de un túnel, lo que puso en sospecha la capacidad del gobierno mexicano para transparentar la lucha contra el crimen organizado.
El grupo que controla El Chapo se caracteriza por ser de los pioneros en la construcción de pasajes subterráneos desde la década de los 90, cuando se identificaron estos pasos clandestinos de droga en ciudades fronterizas mexicanas como Mexicali y Nogales.
Los túneles hallados en aquellos años representaban la astucia y tecnología para el diseño de estas obras, ya que podían tener extensiones de hasta 15 kilómetros para cruzar la frontera con Estados Unidos.
La fuga de Guzmán Loera el sábado marcó la tendencia que el Cártel del Pacífico patentó y que aún le consigue resultados, además de las complicidades con autoridades para la realización de estos trazos que destacan por su ingeniería y hasta comodidad.
El Chapo y los túneles Un par de ocasiones previas al 22 de febrero de 2014, fecha en que fue detenido el líder narcotraficante, las autoridades federales estuvieron cerca de recapturarlo, pero los túneles que fueron construidos en las casas de seguridad que habitaba le ayudaron a evitar ser presentado ante la justicia.
El primer evento sucedió en 2008 cuando había sido localizado en la frontera entre Jalisco y Nayarit, pero el aviso de la presencia de los cuerpos de seguridad alertó al llamado, por el Gobierno mexicano enemigo número 1 del país, por lo que la operación resultó un fracaso.
Para el segundo evento en el mes de febrero de 2014, una semana antes de su captura, elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) habían ubicado al Chapo en un domicilio de Culiacán, pero una nueva ruta de escape subterránea fue el pase de salida de manera momentánea.