Rinde presidente del PJ informe; resalta justicia inclusiva y moderna
CIUDAD de MÉXICO., 23 de marzo del 2016.- Entre muchos “güey”, “carnal”, “valedor”, “amigo”, pocos dan su nombre o siquiera su apodo. Son difíciles de reconocer porque no siempre aparecen los mismos, pero todos ubican a la perfección lo que venden y los puntos exactos. Son más de 30 sujetos repartidos entre las inmediaciones de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la UNAM, el Campus Central, la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS), y el metro Universidad, todos ellos artífices del narcomenudeo en Ciudad Universitaria.
Un reportaje difundido por el portal Letra Roja señala que contrario a la lógica que impera en la venta de drogas a baja escala en toda la Ciudad de México, con acuerdos llenos de secrecía, intercambios discretos y movimientos prudentes, en la Máxima Casa de Estudios la realidad es otra y los narcóticos, principalmente mariguana, son tan evidentes como los libros o las áreas verdes, y a nadie parece incomodarle.
Desde algunas décadas, CU se ha caracterizado por ser un espacio de suma tolerancia y empatía, de parte de la comunidad y las propias autoridades educativas. El consumo de drogas, como elección personal de los estudiantes nunca fue señalado, hasta que la autonomía terminó por auspiciar de forma indirecta un mercado que apuñala la legislación auriazul.
En otras palabras, el tema de las drogas dejaron de ser un fenómeno socio-cultural, por decirlo de alguna forma, y se naturalizó como una transacción cualquiera, similar a comprar tacos de canasta a uno de los tantos vendedores en bicicleta que abundan por ahí.
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