Va América adelante y Xolos Atlas
Texto: Diago Álvarez del Villar/Fotos: Leo Casas
La final del futbol mexicano, que en ambos juegos mostró a un equipo visitante más que cauteloso, finalmente en su emotivo desenlace hizo que quien ganara fuera el futbol. La garra mostrada por los Pumas de la UNAM, que se levantaron de un 3-0 para igualar en la cancha de Ciudad Universitaria, fue una hazaña. Y luego, en el tiempo extra, con un jugador menos de parte de los Pujmas, los Tigres de la UANL decidieron jugar, adelantaron líneas y el mejor jugador de la liga, el francés André Gignac, marcó el gol que momentáneamente les daba el título. Pero con 10, con un gran pundonor, a escasos segundos del final, el defensa Alcoba se encontró un balón en el área regia y colocó de un derechazo el empate. Fue la locura. El estadio, lleno a tope, vibró desde sus cimientos hasta el pebetero. Era el empate a cuatro y la ida a los penales.
Líneas aparte merecen los dos porteros: el Pokolin Palacios por Pumas y Nahuel Guzmán por Tigres. Ambos realizaron espectaculares atajadas, robando a los oponentes goles ya cantados.
Y llegó el final: los penales que son o no, un volado. La suerte, la fortuna, la puntería o como quiera llamársele fue para la visita, un digno campeón, que acertó todos los tiros que hizo. Pumas falló dos, pero la derrota los enalteció. Así es como deben jugarse las finales.
Y así, Tigres y Pumas, dignos campeón y subcampeón, respectivamente. Y como decían varios aficionados a la salida. «Ni modos, no se ganó, pero por la forma en que caímos, ni duele… ¡Goooya, Goya…!
Y sí, esta noche emergieron un campeón y un subcampeón, pero quien ganó… fue el futbol.