Descomplicado
Qué quemadota se puso Dinorah Pizano, al entrometerse en el tema de la obra del bajopuente vehicular de Río Mixcoac: se enredó solita en sus dichos y quedó como una mentirosa.
Integrante de la tribu bejaranista, Dinorah echó a volar su imaginación electoral, y para quedar bien con los vecinos de la Benito Juárez, a quienes aspira representar como jefa delegacional, hasta buscó a su contrincante panista Christian Von Roehrich, para aparecer en escena.
Pizano lo convenció de ir juntos a una reunión a la jefatura de Gobierno para llevar las quejas de quienes se oponen a la obra, nos cuentan los Ecos del DF.
El panista, sin necesidad de hacer mayores aspavientos, pues la delegación es beneficiada por el voto al albiazul, se dejó llevar por la perredista.
Dinorah aseguró que habían llegado a buenos acuerdos con el secretario de Gobierno, Héctor Serrano; de Obras, Alfredo Hernández, y de Medio Ambiente, Tania Müller, pero se negó a dar más detalles sobre el contenido de los mismos.
Por la libre, al día siguiente sacó una columna, a manera de participación, en un medio de información, en donde aseguró que las obras se habían detenido de manera indefinida. Un logro que, aseguró, fue de los vecinos y de sus representantes, es decir ella.
La información fue bien recibida por los habitantes de Mixcoac, quienes replicaron vía redes sociales el dicho de Pizano, para luego desilusionarse.
Los Ecos nos contaron que en el Gobierno capitalino no agradó en nada que la perredista se haya ido de boca, y fue el secretario de Obras quien la desmintió: Las obras si van, pero sólo de noche, aclaró.
Con su metida de pata, los vecinos quedaron más confundidos y molestos, y algunos hasta se quejaron de que bien temprano había trabajadores en el lugar donde se hará el desnivel, al creerse el invento de Dinorah.
Así, ella quedó mal con los colonos, con Christian Von y con el gobierno capitalino.
Delegados van y vienen
Como lo contamos en nuestra pasada edición, el jefe delegacional en Xochimilco, Miguel Ángel Cámara, regresó a su cargo.
En espera de que hagan lo mismo están el de Milpa Alta, Víctor Hugo Monterola, de quien siempre se supo que ni fu ni fa, es decir no tenía ni porque solicitar licencia para separarse del cargo, pues no había nada para él.
Otro que tendrá que regresar a administrar Azcapotzalco es Sergio Palacios, un hombre trabajador, pero que no supo jugar sus barajas, y ni decidió irse con Héctor Serrano, líder de la tribu perredista Vanguardia Progresista, ni continuar entre los simpatizantes de René Bejarano.
Por tibio no alcanzó nada: ni con melón, ni con sandía, pues no consiguió los votos para una diputación local.
Todos los demás delegados perredistas obtuvieron una candidatura, por lo que se van de campaña electoral, y ya no volverán a sus antiguos despachos.
En las mismas están el jefe delegacional en Cuajimalpa, Adrián Ruvalcaba, quien contenderá por una curul en el DF por el PRI y Verde Ecologista, luego de que no se le hiciera el integrarse al gabinete presidencial, como lo presumió con sus colegas en un desayuno en la jefatura de Gobierno.
De esta manera está a punto de dejar el cargo, pues su renuncia ya fue presentada, al igual que la del panista Jorge Romero, de Benito Juárez, quien va como número uno de las diputaciones plurinominales en el DF.