Corrupción neoliberal
La imagen de peleoneros que en poco tiempo se han hecho los integrantes de Morena, se la deben básicamente a dos de sus líderes: Martí Batres y Cesar Cravioto.
Los Ecos Capitalinos nos cuentan que hay varios morenitos que ya se están hartando de ir de disputa en disputa, y que prefieren que ambos dirigentes no se enteren de todo.
Tal es el caso de Claudia Sheinbaum, quien hace unos días pidió reunirse con el secretario de Finanzas, Eduardo Amador, para hablar sobre las necesidades presupuestarias de Tlalpan.
El hecho fue considerado como una deslealtad de Amador, pero en realidad fue una petición de la jefa delegacional de mantenerlo oculto, para evitar que sus compañeros de partido dieran otra ordenanza.
También los jefes delegacionales de Azcapotzalco, Pablo Moctezuma Barragán, y el de Tláhuac, Rigoberto Salgado, han dado muestra de ser amables y abiertos al diálogo.
Y es que Cravioto y Batrés parecen haber enloquecido, y su soberbia los hace pensar que son dueños de la verdad, nos cuentan.
Es por ello que a regañadientes el líder de la bancada morenista aceptó que presidieran la mesa Directiva durante este mes al ver que se quedan sin nada.
La bipolaridad de los líderes Morenos fue exhibida por Héctor Serrano, ex secretario de Gobierno, hoy de Movilidad, quien en una entrevista indicó que Batrés y Cravioto, hasta febrero pasado le llaman «camarada», para luego emprender en su contra una campaña de descalificaciones, poniéndolo como su principal enemigo en el GDF.