Claudia Sheinbaum rechaza estimaciones de Moody’s
MÉXICO DF, a 13 de noviembre de 2014.- La nueva edición de El Buen Fin, a celebrarse del 14 al 17 de noviembre en gran parte del territorio mexicano, tiene hipnotizadas a miles de personas quienes –cual Cenicienta- esperan las primeras campanadas del viernes para correr a la primera tienda de autoservicio a comprar tan anhelado artículo, en el considerado “fin de semana más barato del año”, como reza el slogan alusivo al tema de este texto.
De acuerdo con cifras oficiales, en este 2014 serán 250 mil empresas de 20 estados del país, las que –en teoría – ofrecerán los mejores descuentos en servicios y productos a los consumidores que los visiten.
Sin embargo y contrario al entusiasmo que la publicidad de este evento promulga, los especialistas Abraham Vergara, maestro en Finanzas, de la Universidad Iberoamericana; así como la doctora en economía, Leticia Armenta del Tecnológico de Monterrey, piden a la ciudadanía ser cauta, no hacer “compras irracionales”, y analizar concienzudamente de cuánto y por cuánto tiempo serán los pagos que deberán hacer en caso de usar tarjetas de crédito.
Porque hay que recordar que se considera a persona “sobreendeudada, cuando el 30 por ciento de sus ingresos se le va a pagar en deudas”.
De entrada Abraham Vergara, del Departamento de Estudios Empresariales de la Universidad Iberoamericana, reconoce que sí puede uno encontrar ciertos descuentos en estos días de rebajas, sin embargo, remarca, el problema es que las personas realizan un “consumo irracional”.
“No lo planeamos, vamos a la tienda nada más a ver y terminamos comprando algo, y esto es una forma en que el dinero se diluye porque compras algo que no necesitabas”, menciona.
El académico de la Universidad Iberoamericana, explica que en México, El Buen Fin, es un programa realizado con la participación de los sectores: público y privado, dado que ambos salen ampliamente beneficiados. “Obviamente al Gobierno le gusta fomentar esto, y es que si una tienda vende más, tiene que pagar más impuestos, pues claro que hay un impulso y hay un impulso para la producción del país, y un país mientras más produce eso se reflejará en su PIB”.
“Pero también es lógico que las tiendas lo busquen. Pero las que más ganan son las tiendas departamentales porque son las que más inventarios tienen y son las que mejores precios consiguen”, explica.
Descuentos en productos no novedosos
Y aunque muchos micro y pequeños empresarios se han incorporado a este programa, prosigue, son las tiendas departamentales las que más ganan porque tienen mucho más productos tanto en existencia como en bodegas. Sin embargo, remarca, los descuentos que ofrecen no son en los artículos más novedosos, sino más bien en los que ya han pasado de moda. Y explica.
“A lo mejor podrían ponerte algún tipo de descuento en productos novedosos pero éstos serán descuentos poco significativos; estoy seguro que no vamos a encontrar descuentos significativos por ejemplo en el IPhone 6. ¿Por qué? pues porque es un producto nuevo.
Pero en lo que sí podrías encontrar un muy buen descuento es en el IPhone 5, ¿por qué? porque ahí está el stock, y la gente no quiere comprar el 5 sino el 6. Pero si tú fueras un consumidor consiente y lo pensaras de forma racional, irías a comprar el IPhone 5, pero tú querrías el 6 porque ya tus amigos lo traen”.
Miles deben aún del 2013
Otro de los puntos que aborda el catedrático de la Ibero, Abraham Vergara, es que de acuerdo con cifras oficiales poco menos de la mitad de las personas que pagaron con tarjetas de crédito en El Buen Fin durante 2013, aún no han terminado de pagar los productos comprados.
“El 41 por ciento de las compras que se hicieron con tarjetas de crédito en El Buen Fin de 2013 fueron a meses sin intereses. Entonces estamos hablando de una cantidad importante de personas que aún debe. Y la mayoría de estas deudas fueron a 12, 18 y 24 meses, es decir que siguen debiendo.”
Lo peor es cuando uno se entera que existen quienes usaron el Buen Fin para comprar productos como un par de zapatos o ropa, o hasta la despensa de la semana, es decir, productos que puedes consumir a la brevedad, y que terminarás por pagar varios meses adelante. Ante estos hechos, continúa, lo mejor es que si se va a comprar algo a meses sin intereses es comprar bienes duraderos.
“Si vas a endeudarte con este tipo de cosas de meses sin intereses, compra bienes duraderos a meses sin intereses. Una televisión, un refrigerador, una lavadora, un coche, eso se traduce en bienes duraderos, ¿por qué? Porque estamos de acuerdo que una televisión te va a durar más de un año. Evita comprar bienes de consumo cotidiano, como zapatos, ropa”.
Para Leticia Armenta, directora del Centro de Análisis Económico del Tecnológico de Monterrey, Campus México, El Buen Fin, más que en una feria de descuentos donde el consumidor pueda localizar oportunidades de compra, hoy en día es una “oferta de créditos”. Aunque en principio la Iniciativa Privada, en coordinación con empresas y casas comerciales sí impulsaban descuentos, expresa, hoy todo se ha reducido a ofertas relacionadas con instituciones bancarias.
“En la práctica esto se convirtió en una gran oferta de las instituciones bancarias para facilitar la compra de distintos bienes, pero a través de instrumentos de crédito. Hemos visto dos opciones de crédito: Por un lado tazas atractivas. Y por otro lado, la distribución del pago a seis, 12, 18 meses sin intereses”.
Lamentablemente, prosigue la doctora en economía, sólo un segmento poblacional tiene acceso a estos instrumentos de pago dado que “los mismos bancos restringen estos instrumentos, dependiendo de la solvencia de las personas”.
Pero si a esto le aúnas la poca cultura financiera existente en el país, genera que las familias que compran a meses sin intereses no tengan “un buen cálculo sobre los pagos que deberán realizar mes con mes”, y por ende, a la postre, lo que inició como la compra de un artículo con un atractivo descuento, termina siendo un verdadero dolor de cabeza.
“Al no tener un cálculo exacto de cuál va a ser el pago que van a ir realizando por las distintas compras que al final se acumulan, hacen que finalmente las familias, los consumidores queden entrampados con una deuda, que al final de cuentas esto se convierte en una carga y no en una oportunidad”, explica.
Reetiquetar, práctica común en México
En la opinión de la doctora en economía, Leticia Armenta, a lo largo de las prácticas de El Buen Fin, vistas en territorio mexicano, los especialistas han detectado la re-etiquetación, es decir, el acto en el que las empresas inflan los precios más allá de lo que en realidad cuesta un producto normalmente, y el descuento consiste en bajarlo a su precio real.
“Lo que hemos observado, lamentablemente es la práctica de la re-etiquetación, en donde realmente el descuento lleva al precio de estándar previo, partiendo de una cantidad mayor, y entonces es realidad es una ilusión que el consumidor percibe cuando se le presenta este descuento”.
La otra práctica detectada entre las empresas es la de los créditos, prosigue. Una vez contratado y una vez concebido esta forma de pago, entonces se pactan determinados descuentos “y ahí lo importante es estar alertas en los precios previos, antes de que empiece la campaña de El Buen Fin, como tal, o buscar la información que se da el consumidor a través del organismo de defensa del consumidor”, explica.
En la opinión de Leticia Armenta, directora del Centro de Análisis Económico del Tecnológico de Monterrey, Campus México, a diferencia de en otros países a la versión mexicana de El Buen Fin, le hace falta que los consumidores: “encuentren precios realmente atractivos y definitivamente menores a los que en el resto del año puedan localizar.
“En otros países, estas prácticas de fines de semana con grandes descuentos son efectivos y entonces al no implicar una contratación de crédito por arriba de las posibilidades familiares realmente sí se traduce en un beneficio para el consumidor y también para las empresas porque de esa manera agilizan las ventas.”
Finalmente la especialista del Tecnológico de Monterrey, precisa que son los aparatos electrodomésticos “y dentro de ellos privilegiadamente, las pantallas planas, los artículos que se han vuelto más atractivos para las familias”, durante las prácticas de El Buen Fin.