Cadáver desmembrado, de tesorero de Zinapécuaro
MÉXICO, DF., 11 de enero de 2016.- Joaquín Guzmán Loera es un personaje empeñado en demostrar “superioridad intelectual” y alcanzar un estatus de “omnipotencia”, así lo define uno de los perfiles sicológicos que se le realizaron cuando estuvo preso en Puente Grande, Jalisco.
En la investigación realizada por Guillermo Valdés Castellanos, ex director del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), plasmada en su libro “Historia del Narcotráfico en México”, en el capítulo Guerras y captura parcial del Estado donde detalla a Guzmán Loera, puntualiza que el Chapo “está posee habilidades para manipular su entorno y busca mantenerse siempre en el centro de atención.
Dicha explicación coincide con el argumento dado a conocer por la Procuradora General de la República, Arely Gómez, quien en el marco de su recaptura el pasado 8 de enero, reveló que uno de los hechos que permitieron precisar su ubicación, fue el haber descubierto la intención de Guzmán Loera, de filmar una película biográfica, para lo que estableció comunicación con actrices y productores.
En el libro de Valdés Castellanos, publicado en agosto de 2013, antes de la recaptura de Guzmán Loera, se detalla al criminal, como el más inteligente y con mayor capacidad de reacción al que la Procuraduría General de la República se haya enfrentado, siendo su enorme inventiva para cruzar estupefacientes a territorio estadounidense.
“Además de utilizar aviones pequeños de su propiedad, escondía la cocaína en la maleta de turistas en vuelos comerciales, contenedores en grandes barcos, lanchas rápidas, botes semisumergibles, y submarinos, cuyo costo podría superar el millón de dólares”, puntualiza Valdés Castellanos en su obra.
En su obra el ex director del Cisen, puntualiza que la gran contribución del Chapo a la logística del narcotráfico, fueron los túneles, con varias obras similares a la que fue su ruta de escape en 2014 antes de ser reaprehendido huyendo por la bañera, modelo que se replicó en la captura del 8 de enero en Los Mochis, Sinaloa, cuando después de un enfrentamiento y persecución, intentó evadir la justicia a través del sistema de drenaje.
Y qué decir del gran escape del Penal de Máxima Seguridad del Altiplano, en el Estado de México, cuando replicando su gran contribución de ingeniería logística, se escapó de la cárcel por un túnel desde su regadera a bordo de una motocicleta.
“A finales de los 80 contrató un arquitecto para que le diseñara un túnel que cruzara la frontera desde una casa que tenía en Agua Prieta, Sonora. Lo que parecía ser el excusado de un baño era en realidad una palanca que ponía en marcha un sistema hidráulico para abrir una puerta escondida bajo la mesa de billar en una sala de la casa.
El pasadizo de más de 70 metros de largo desembocaba en una bodega de la organización en Douglas, Arizona para trasiego de drogas a Estados Unidos”, relata Valdés Castellanos al referirse a los primeros “chapo túneles”.