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Catean predio en Azcapotzalco, detienen a un hombre y aseguran droga
MÉXICO, 18 de abril de 2015.- José Tiburcio Hernández Fuentes, uno de los líderes del Cártel del Golfo y detenido el 17 de abril, era proclive a ser violento y a enfrentar a las fuerzas de seguridad, aseguró el Comisionado Nacional de Seguridad, Monte Alejandro Rubido García.
«Hernández Fuentes ha sido actor relevante en el incremento de los homicidios en la franja fronteriza de la entidad, en el contexto de una serie de luchas intestinas por el control de la actividad delictiva en la zona», informó el comisionado en un mensaje leído en la Secretaría de Gobernación.
Con ocho identidades falsas, Hernández Fuentes, también conocido por su alias de El Gafe, al paso de los años escaló posiciones y cuando fue detenido ya era parte de los líderes del Cártel, del cual intentaba hacerse de su control en Tamaulipas.
Jefe de plaza en Reynosa desde 2012, reforzaba y equipaba a sus grupos operativos con armas de alto poder y atacaba tanto a grupos delincuenciales antagónicos y a miembros de su propia organización.
Luego de la caída de Juan Francisco Sáenz Támez, comenzó una pugna por el control de la organización delictiva y Hernández Fuentes desató una ola de violencia.
«Es identificado como responsable y principal impulsor de la violencia generada a partir de febrero del presente año, en el corredor Matamoros-Valle Hermoso-Río Bravo, ello en la pugna por el control de las actividades ilícitas, en particular el tráfico de drogas», explicó Rubido García.
Ascenso y caída
En el año de 2006 inició sus actividades delictivas en el municipio de Río Bravo, Tamaulipas.
Entonces sus funciones eran vigilar los movimientos de las autoridades tanto federales como locales, para facilitar el traslado de los principales mandos de la organización.
«Al ver la lealtad con que se comportaba hacia ellos, lo designaron como jefe de un grupo en la ciudad de Reynosa», dijo Rubido García.
En 2009 fue nombrado por Samuel Flores Borrego, ex guardaespaldas del ex líder del cartel, Osiel Cárdenas Guillen, como jefe de sector a cargo de cinco grupos, los cuales se dedicaron al robo de hidrocarburos, distribución de droga al menudeo en la zona, así como extorsión y secuestro.
Desde aquella época participaba ya en enfrentamientos contra elementos del Ejército, la Marina y la Policía Federal.
En 2010, Hernández Fuentes controlaba tres sectores de Reynosa.
«Lo que elevó la violencia y actividad delictiva en esta ciudad, lo que le permitió posicionarse como uno de los principales jefes operativos en dicha ciudad», agregó el comisionado.
En septiembre de 2011, luego del asesinato de Flores Borrego, Hernández Fuentes asumió la coordinación operativa de la organización, y quedó bajo las órdenes de Jorge Eduardo Costilla Sánchez.
Con el abatimiento de Antonio Cárdenas Guillén, en noviembre de 2010 y la detención de Costilla Sánchez en septiembre de 2012, el cartel comenzó a vivir una etapa de descomposición y ajustes por la lucha entre sus liderazgos y los grupos operativos en la ciudad de Matamoros se escindieron.
Con la asunción del liderazgo de Mario Armando Ramírez Treviño en 2012, Hernández Fuentes se convirtió en uno de los jefes de plaza en Reynosa.
En marzo de 2013, Ramírez Treviño y Hernández Fuentes se dedicaron a eliminar a los demás mandos en Reynosa, por lo que el ahora detenido escaló a coordinador operativo.
La detención de Ramírez Treviño en agosto de 2013 desencadenó un nuevo conflicto dentro de la organización en los municipios de Río Bravo y Guerrero.
Gracias a su perfil violento y experiencia en formación de grupos operativos, Hernández Fuentes logró desplazar a sus rivales y llegó a ser el jefe de la organización delictiva en la zona, solo bajo el mando de Juan Manuel Rodríguez Rodríguez.
Cuando este último fue detenido en junio de 2014, el Cártel se fragmentó en tres grupos, uno de ellos bajo el mando de Hernández Fuentes.
«Se presume que Hernández Fuentes asumió el control de la organización delictiva, después de la aprehensión de Juan Francisco Sáenz Tamez, quien fue detenido en octubre pasado por autoridades de los Estados Unidos, en el estado de Texas», informó Rubido.
Así, Hernández Fuentes es identificado como responsable de la violencia que se vivió desde febrero de este año en el corredor Matamoros-Valle Hermoso-Río Bravo
«Lo anterior ha suscitado múltiples enfrentamientos y asesinatos entre los integrantes de las facciones de la misma organización, que se encuentran aún confrontadas».
Rubido García expuso que la aprehensión de
Hernández Fuentes se complicó por sus ocho identidades.
«Sin embargo, con intenso trabajo de gabinete y de campo, se logró precisar su identidad y así se obtuvieron datos que permitieron establecer que Hernández Fuentes había abandonado el estado de Tamaulipas».
Pero tras la tras la detención de Omar Treviño Morales en marzo de 2015, regresó a Reynosa, ciudad a la que convirtió en su principal centro de operaciones.
«Al confirmar su presencia en Tamaulipas, se implementaron una serie de acciones encaminadas a lograr su ubicación y captura, mediante las cuales se logró saber que contaba para su seguridad con cuatro grupos integrados aproximadamente por cinco elementos cada uno».
Con información obtenida por labores de inteligencia, el Ejército y la Policía Federal implementaron el 17 de abril un operativo en las inmediaciones de la calle Lago de Cuitzeo, en la colonia Vallarta, del municipio de Reynosa.
Así fue como se le detuvo junto con Javier Martín Anguiano Toledo, José Gilberto Zamarripa Vallejo y David Salgado García.
«A estas personas se les aseguraron dos armas largas, tres armas cortas, tres granadas de fragmentación, un vehículo, más de 278 mil dólares y casi un millón 200 mil pesos en efectivo», detalló Monte Alejandro Rubido García.
Fue entonces que inició el intento de rescate de parte de sus hombres, sesenta en total divididos en 15 camionetas, con bloqueos entre las 13:00 y las 16:00 horas, lo que aterrorizó a la población de Reynosa.
Pero los ataques fueron repelidos por las fuerzas de seguridad federales y locales, y los detenidos fueron trasladados en dos helicópteros al aeropuerto de Reynosa desde el cual un avión de la Policía Federal los trasladó a la Ciudad de México, para ser puestos a disposición del Agente del Ministerio Público de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (Seido).