El presupuesto es un laberinto
A los partidos de la CDMX, la contingencia les importa un cacahuate
En la nueva Constitución la crisis ambiental no es tema… literal.
La crisis ambiental ha encendido los focos rojos como un grave problema de salud pública para la Zona Metropolitana del Valle de México pero principalmente para los cerca de nueve millones que vivimos en la Ciudad de México, pero qué cree, a los partidos capitalinos eso los tiene sin cuidado.
Y no hay que irse muy lejos, esta semana tuvimos tres días de doble NO circula durante los cuales permanecieron estacionados unos seis millones de vehículos, y la calidad del aire fue pésima con graves riesgos para la salud de los capitalinos y qué cree, pues que a los partidos les pasó de noche considerar esta situación en los bocetos de la nueva Constitución para la CDMX.
Más directo, a los nueve partidos que están en la puja para tener un lugar “histórico” en la Asamblea Constituyente, les importa un cuerno que nos estemos asfixiando en el Valle de México.
Aunque usted no lo crea, en los documentos programáticos y de propuestas entregados y publicados por el Instituto Nacional Electoral (INE) rumbo a las votaciones del 5 de junio el tema ambiental no destaca, para ninguno de los estrategas partidistas es prioridad.
La crisis ambiental de este año, le está costando a Miguel Ángel Mancera la candidatura presidencial y los niveles de popularidad del jefe de Gobierno están por los suelos. Hasta parece que sus amigos en la izquierda lo están dejando solo.
La crisis ambiental por ozono, según fuentes oficiales, reapareció después de 14 años.
Eso es increíble porque eso significaría que durante los gobiernos del PRD desapareció la contaminación o sus niveles no fueron peligrosos.
La última contingencia le tocó a Andrés Manuel López Obrador en 2002 y después mágicamente nada.
Pero vamos por partes. El jefe del equipo de expertos en puntos de vista del Chamanic Center, Aquiles Baeza, se anotó una proeza, se echó un clavado en los documentos publicados por el INE.
Aquiles Baeza pudo corroborar que en realidad casi nadie se ha zambullido en estos documentos, y prueba de ello es que en la liga que suponemos lleva al documento del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), al darle clic abre un archivo pero es del PRD.
Pero ni siquiera los verdes se han dado cuenta de ello, porque han pasado semanas de esto y nadie se ha quejado.
Derecho a respirar
El caso es que las contingencias ambientales a nivel de crisis como las que estamos viviendo, no son tema, reiteramos. El derecho a respirar nadie lo toma en cuenta.
Miles de automovilistas que han guardado de manera obligatoria sus vehículos han constatado las limitaciones del sistema de transporte público.
El Metro se convierte en lata de sardinas; los metrobuses y RTP van al tope, los taxistas no respetan los acuerdos de disminuir las tarifas y los conductores del transporte de carga enfrentan las de Caín para entrar a la ciudad y entregar sus mercancías.
Lo peor es que en la televisión los conductores de los noticiarios cuestionan cual severos jueces a trabajadores de obra que sólo siguen órdenes, a choferes de autobuses y micros con unidades ostensiblemente contaminantes pero que no son de su propiedad. Pero no cuestionan a las autoridades capitalinas o mexiquense, tampoco a los dueños de los transportes o empresas, que se pasan las reglas por donde usted ya sabe.
Para el PAN ex defeño su proyecto Constitucional está enfocado a una Ciudad Humanista. En 20 páginas hace un diagnóstico y presenta sus propuestas sobre cómo quiere que sea la CDMX, no sin darle sus machucones a los gobiernos del PRI y PRD que no han revertido la marginación y la pobreza.
Sólo encontramos un párrafo en el que el PAN se refiere al uso de energías limpias, el uso de transporte público y la educación ambiental para lograr una economía en las emisiones bajas de carbono y prevención de riesgos. Puras generalidades.
El caso del PRI, las prioridades son los derechos humanos, la estructura del poder público y la Ciudad Capital como sede de los poderes federales. Toca de pasada el tema del agua, el del transporte por encima y en el tema ambiental: “Nos expresamos por incorporar los conceptos sobre proyectos ambientales sustentables, estímulos fiscales para el restablecimiento de reservas naturales y mecanismos de garantía y recompensa para la preservación de bosques, suelo y agua”. Tan tan.
El PRD tampoco le entra de lleno. En su documento para la nueva Constitución de la CDMX a lo más que llega es a mencionar que “toda persona tiene derecho a un ambiente sano para su desarrollo y bienestar. La entidad federativa garantizará el respeto a este derecho y promoverá las acciones necesarias para garantizar la protección de toda persona a los efectos negativos del cambio climático. El daño y el deterioro ambiental generará responsabilidad para quien lo provoque en términos de lo dispuesto por la ley.“ Más ambiguo, no se puede.
Y de la chiquillería, hay que reconocer que tampoco les apura el derecho a respirar de los chilangos.
Lavaderus est
1.- Las elecciones en Veracruz ya cruzaron el umbral de la judicialización de las campañas y va Espino contra Yunes Linares.
Por instrucciones del dirigente panista Ricardo Anaya, abogados de ese partido se fueron tempranito a la Fepade a acusar al delegado de Prospera, Alejandro Vaquedano de prometer apapachar a 3 mil familias para que voten por el PRI. Para variar se trata de una conversación ilegal. Pero ahí está la acusación. En la otra esquina, el ex dirigente nacional del PAN, Manuel Espino, acudirá hoy viernes a la Procuraduría General de la República (PGR) a presentar una denuncia en contra del candidato aliancista Miguel Ángel Yunes Linares, involucado en el escándalo del Panamá Papers. Van a salir chispas.
2.- Los tíos Lolos.
El Congreso dejará para después de las elecciones los temas de las leyes Anticorrupción, el uso medicinal de la mariguana y el Mando Único. Las próximas semanas la prioridad de los partidos estará centrada en las campañas electorales. Todo lo demás es poesía.
3.- Aurelio Nuño sigue enredado en el tema del IPN. ¿Por qué hacer cosas buenas que parecen malas?