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CHILPANCINGO, Gro., 11 de marzo de 2015.- Eliseo Villar Castillo se bajó de la camioneta y huyó a pie, frente a 100 policías antimotines y una camioneta con ministeriales. Nadie vio su escape.
La mañana del martes 10 de marzo llegó a Chilpancingo, en compañía de 50 policías comunitarios de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC) del municipio de Juchitán.
Estacionaron en el centro las tres camionetas que los trajeron desde la Costa Chica y buscaron a Ramos Reyes Guerrero, dirigente de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación (CETEG).
La intención era sumarse a las movilizaciones para exigir justicia por los 43 estudiantes de la escuela normal rural de Ayotzinapa, quienes fueron víctimas de desaparición forzada el 26 de septiembre de 2014, en el municipio de Iguala.
Para su infortunio, Villar Castillo se topó en el campamento del zócalo con el grupo de maestros que desconoció a Ramos Reyes como dirigente y rechazaron el respaldo del líder de la CRAC porque, dijeron, cuida los intereses del gobernador con licencia Ángel Aguirre Rivero.
Los comunitarios de la CRAC se subieron a las camionetas para regresar a Costa Chica. Después de avanzar algunas cuadras, se dieron cuenta que eran perseguidos por la policía.
Enfilaron hacia la salida sur de Chilpancingo, por la lateral del bulevar, pero antes de llegar al museo La Avispa se toparon de frente con al menos 100 antimotines que les bloquearon el paso.
Eliseo bajó del vehículo y discutió con los policías. Un comandante le informó que tenía una orden de aprehensión.
El líder de la CRAC abordó otra vez la camioneta por la puerta derecha y la dejó abierta. Se movió al interior del vehículo, sobre sus compañeros y bajó por la puerta izquierda, que también dejó abierta.
Los vidrios oscuros impidieron que los policías se percataran del movimiento que Eliseo Villar realizó en cuestión de segundos.
Después se alejó caminando normalmente para no llamar la atención y 300 metros adelante tomó un taxi.
Los antimotines y ministeriales discutieron otra hora con los comunitarios que se quedaron en el lugar, pensando ilusamente que Eliseo Villar Castillo seguía en la camioneta.
Él ya se encontraba lejos y a salvo, según relató en una entrevista telefónica.
«Mis compañeros se regresaron a Costa Chica, yo estoy en otro lugar, en un lugar seguro», comentó.
Tal como escapó a pie frente a 100 policías y sin que nadie lo viera, prefiere permanecer invisible ante la inminente ejecución de la orden de aprehensión por secuestro que un juez giró en su contra el 13 de enero de este año.
El fallido operativo policíaco lo puso sobre advertencia y por lo que ese mismo día su abogado se dio a la tarea de indagar para solicitar un amparo.
Pero Villar Castillo aseguró que, más que ejercer acción penal, la intención del gobierno estatal es desaparecerlo.
«Es raro ese intento de detenerme, porque mis amigos abogados ya investigaron el caso y no tengo orden de aprehensión. Ese era un levantón. Todo es porque decidimos integrarnos a las movilizaciones del magisterio y de Ayotzinapa. Todo es porque soy mal visto por el gobernador (Rogelio Ortega Martínez), que apoya al grupo de Abad García (otra fracción de la CRAC). Por eso quieren sembrarme delitos», sostuvo el ahora prófugo de la justicia.
Eliseo Villar incluso acusó al gobierno del estado de tratar de detenerlo en represalia por el combate al crimen organizado y en venganza por develar la supuesta colución de algunos alcaldes de la región Costa Chica con grupos criminales.
En la entrevista aseguró que tiene pruebas que demuestran la relación de los alcaldes de Marquelia, Cuajinicuilapa y San Luis Acatlán con la delincuencia organizada.
El líder comunitario indicó que por ahora permanecerá oculto, hasta que se realice una asamblea regional para que los pobladores decidan qué acciones realizar contra lo que consideran abuso y persecución del gobierno.
Por el momento está tranquilo. Huir a pie frente a 100 policías y sin que nadie lo viera le dio cierta seguridad.
Desde su ingreso a la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias, Eliseo Villar Castillo acumuló delitos y averiguaciones previas en el sistema oficial.
En el ámbito federal: ataques a las vías de comunicación y portación de arma de uso exclusivo del Ejército.
En el fueron común: robo, privación ilegal de la libertad, abuso de autoridad y daños a propiedad privada.
De acuerdo a la Fiscalía General del Estado (FGE), la orden de aprehensión contra Eliseo Villar es por el delito de secuestro.
A inicios de 2014, sus ex compañeros de la CRAC de San Luis Acatlán (donde se originó hace 20 años), lo acusaron de la compra de armas ilegales, equipamiento y radios de comunicación por un monto de 760 mil pesos. Nada de eso llegó a los policías comunitarios.