Tenemos un plan ante deportación masiva de Trump: Sheinbaum
APATZINGÁN, Mich., 18 de agosto de 2015.- El presidente Enrique Peña Nieto tuvo la intención de acallar rumores sobre su salud. Al menos así se vio, Se le vio entero, vigoroso, firme. Salvo por las canas de las sienes entintadas, producto del desgaste del ejercicio de poder, se apreció entero.
Sus detractores ya lo «desahuciaron», en vida…y políticamente. Dio un salto del tapanco, donde se encontraba rindiendo honores al Lábaro Patrio, junto a parte de su gabinete y el gobernador, Salvador Jara Guerrero.
Ágil, se dirigió al respetable. Saludó, abrazo y se dejó querer. Atrás, corriendo, Jara Guerrero. Vino a inaugurar el hospital regional Bicentenario de la Constitución, el quinto de siete compromisos ofrecido a los michoacanos en materia de salud. Apenas el domingo, Peña Nieto encabezó el maratón de Molino del Rey.
Las redes sociales lo proyectaron demacrado, ojeroso. Mal. Hoy no fue así. Encabezó el acto. Defendió el proyecto de reformas estructurales. «Las reformas estructurales están cambiado la vida de millones de mexicanos. Están poniendo orden y fortaleciendo el Estado de Derecho», dijo ante unos mil asistentes al evento.
Bajo una temperatura de unos 36 grados centígrados, el titular del ejecutivo federal destacó, de manera especial, la reforma educativa, que garantizará, ahora sí, educación de calidad para millones de niños mexicanos e insertarse en la vida productiva del país, pese a las resistencias mostradas por el ala radical del magisterio en esta entidad.
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