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MÉXICO, DF, 29 de octubre de 2014.- Siete de cada 10 niños y adolescentes habitantes de zonas rurales de México viven en la pobreza, señaló hoy el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) al advertir las desventajas de los menores campesinos e indígenas en el ejercicio de sus derechos, destaca una nota que publica este miércoles el diario barcelonés La Vanguardia.
La titular de Unicef en México, Isabel Crowley, presentó hoy el estudio Alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio con Equidad, que revela profundas disparidades en el interior de la población infantil del país.
Con base en las estadísticas nacionales, el documento indica que los niños y niñas de las zonas rurales parecen ser los más desfavorecidos en lo tocante a los indicadores relativos a los Objetivos de Desarrollo del Milenio para 2015 establecidos por 189 jefes de Estado y de Gobierno en 2000.
Como ejemplo, refirió que en 2012 la población menor de 18 años representaba 34.6 por ciento del total del país, y que 26.6 por ciento de esa población habitaba en zonas rurales, en las que 66.9 por ciento de los niños y adolescentes se encontraban en situación de pobreza. De ellos, abundó, dos de cada 10 estaban en pobreza extrema.
En materia alimentaria, Unicef subrayó que 13.5 por ciento de los niños menores de cinco años padecían desnutrición crónica o desmedro (baja talla para la edad) en 2012, pero en las zonas rurales del sur del país la proporción ascendía a 27.5 por ciento, es decir casi tres de cada 10.
Las disparidades en educación, particularmente a partir del nivel secundaria, así como en mortalidad infantil, acceso a servicios sanitarios y registro de nacimientos son también considerables entre las áreas urbanas y rurales.
Lo mismo ocurre en materia de trabajo infantil, ya que casi 70 por ciento de los niños que trabajan viven en zonas rurales, apuntó el análisis.
De acuerdo con Unicef, los niños y adolescentes indígenas también constituyen una proporción muy elevada de quienes enfrentan mayores obstáculos para el ejercicio de sus derechos económicos y sociales.
Al respecto, apuntó que 78.5 por ciento de los hablantes de lenguas indígenas en ese rango de edad se encontraban en situación de pobreza en 2012, y 33.4 por ciento de ellos en pobreza extrema.
Asimismo, en los hogares indígenas la prevalencia de la desnutrición crónica ascendía a 33.1 por ciento, mientras en los no indígenas era de 11.7, «lo que coloca a los niños y niñas indígenas en una fuerte desventaja en un tema que afecta su potencial de crecimiento y desarrollo», abundó.
En cuanto a la asistencia escolar, la de los adolescentes indígenas es significativamente más baja en los niveles de secundaria y preparatoria en comparación con los no indígenas: 69.3 y 83.9 por ciento, respectivamente.
La organización defendió políticas públicas que brinden atención prioritaria a los grupos de población menores de 18 años más desfavorecidos.
Finalmente, sostuvo que en el debate de la agenda de desarrollo pos2015, una prioridad debe ser mantener el protagonismo de la infancia y la adolescencia «bajo la perspectiva de identificar y cerrar las brechas de quienes enfrentan las mayores desventajas mediante políticas públicas con un claro enfoque en favor de la igualdad».