Eliminar autónomos, un autoengaño/Bryan LeBarón
El libro (A)
Don Fernando Calderón Ramírez de Aguilar, médico traumatólogo, radicado en la ciudad de Oaxaca, experto, además en literatura y música, considera que los mejores amigos son el libro, la música y agrega, uno más: al perro. En humilde interpretación del suscrito coincidimos que quienes hacen posible al libro son los escritores. Y rememoramos a algunos, que acepta compartir con júbilo.
Razona don Fernando que en el primero, buscamos que alegre los sentidos. El tamaño de su letra sea congruente con tu vista. Su prosa sea bella. Cause alegría su lectura. Te proporcione siempre un conocimiento verdadero. Aprender cosas de tu profesión y de la vida. Sea útil para tu intelecto. Te de paz. Sirva para obtener información útil para tu sobrevivencia, E intelecto.
Que sientas al acudir a la biblioteca, pequeña o grande, que él te llama. Escuches esa voz con firmeza. Lo identifiques como un objeto sagrado, digno del mayor respeto y cuidado.
Nunca lo prestes, advierte, porque es un objeto íntimo, sólo tuyo. De nadie más. Considéralo como tu propio hijo y dale buen trato, buena cama y temperatura adecuada. Cuida, no permitas, que nadie arrugue una hoja. Mucho menos la marque. O la desprenda.
Recurre a él siempre que lo necesites. Nunca te abandonara. Es parte de tu alma. Siempre te será útil. A tu cerebro iluminara.
Recuerda que los libros tienen voz y sentimientos: te llamaran cuando tu o ellos lo necesiten. No los abandones nunca. Ellos lloraran si lo haces.
La literatura es extensa. Algunas obras de calidad excelente. Otras no tanto. Pero aunque así sea, algo te dejaran. No las desprecies.
A través de los siglos te ofrecen algo para tus necesidades y tu edad. Su producción es tan vasta, que debes aprender, con el tiempo, el arte de la selección. Lo aprenderás poco a poco.
Desde luego la preferencia está en los clásicos, que obligadamente hay que leer.
Los griegos: La Ilíada, la Odisea, la Eneida. Sócrates, Platón y Aristóteles, Hipócrates y Galeno por mencionar algunos. En épocas posteriores encontraras al incomparable Seneca con cartas a Lucilo.
No olvidemos más a los autores asiáticos como Sun Tzu con el arte de la guerra. Confucio con sus principios morales para una buena existencial, A Lao Tse, con el irremplazable Tao Te King.
En occidente nace la divina comedia del maravilloso Dante Alighieri que nos lleva a un paseo por la eternidad, cielo, purgatorio e infierno de una forma inteligente y agradable.
Tenemos la existencia de obras muy importantes para la humanidad: Maquiavelo con sus escritos para el arte de gobernar. Hobbes con el Leviatán, libro sumamente interesante.
Los médicos siempre han dado abundantes clásicos literarios: En el siglo XIX y XX recordamos a Pio del Rio Hortega, el inmortal don Santiago Ramón y Cajal, al maestro Gregorio Marañón. Ortega y Gasset con “Rebelión de las Masas”, Pio Baroja con el Arbol de la Ciencia, J. Cronin con “Velando de noche”, “Historia de un maletín negro” y “la ruta del Doctor. Shannon”.
Los franceses con Anatole France que escribe su mejor obra, “La rebelión de los ángeles”. Alexis Carel sobre medicina y cirugía y su gran libro, “La incógnita del hombre”. El insuperable Somerset Maugham con “Servidumbre humana” libro digno de leer. Sinclair Lewis con el “Dr. Arrowsmith”, una crítica a la medicina. Paul de Kruif con su libro “Cazadores de microbios”. Pio Baroja.
Arthur Conan Doyle con el detective “Sherlock Holmes”. Alejandro Dumas con decenas de obras, verdaderas joyas de la literatura. Julio Verne, con el , ”Viajaras a la luna” o “Las montañas de África en globo”. Jung, con sincronía y obras sobre alquimia.
Sigmud Freud, con la interpretación de los sueños y el estudio sobre el inconsciente, con distanciamiento importante del gran Carl Jung.
George Simenon, con Maigret. Chesterton, con el padre Brown, estos dos últimos con extraordinarios e inteligentes detectives siempre lógicos y especializados en el arte de la deducción. Uno cura de pueblo y otro un seglar fumador de pipa y aficionado a la cocaína.
El ameno Oliver Sacks, neurólogo fallecido hace poco, con varios libros, como “La mujer que confundió a su marido con un sombrero”, “Musicofilia” y doss pequeñas obras, publicadas en el Diario de Oaxaca: El río Tungsteno y Viaje a Oaxaca, y el muy característico tomo de un gran libro, “Una sola pierna”. Obra prohibida el Estados Unidos. La de J. D. Salinger autor del “Guardián en el centeno”, una crítica a la educación americana.