La nueva naturaleza del episcopado mexicano
La razón jurídica, equilibra
Las mujeres, acusó el presidente de la Corte, Luis María Aguilar Morales, se enfrentan a un proceso de desigualdad material y estructural. Trato discriminatorio que se agrava con la incidencia de otros factores, amén del sexo, como etnia, edad y condición social. Que empeoran las propias autoridades, reiteró.
Ante ello, exigió a jueces del país, federales y del fuero común, como obligación constitucional, aplicar la igualdad entre el hombre y la mujer. “Hablar de perspectiva de género en la aplicación de justicia, es cumplir con el respeto y protección de los derechos humanos”.
Darle a la mujer los mismos privilegios –derechos– de que disfruta el hombre. Mismas libertades y obligaciones. En justa proporción. En síntesis: la razón jurídica que equilibra.
Llaman la atención sus palabras, cuando ellas pueden estar rodeadas de un millón de personas. Y aún así, sentirse terriblemente solas. Por eso, como consuelo a nosotros, nos atrevemos platicar el ejemplo de una gran mujer:
Durante su vida, nació en 1910, Teresa de Calcuta ofreció su vida en ayudar al enfermo, a la mujer desvalida, al niño abandonado. Y cumplió rigurosamente su enaltecedora función encomendada. No sería sincero denominar tributo a la Madre Teresa que murió en 1997, reproducir parte de sus alocuciones. Pero sí destacar la importante función que aceptó desempeñar en este mundo encrucijado.
Sobre todo en defensa y ayuda a la mujer, como ahora, en México, nuestras autoridades pretenden.
«Pienso que hoy el mundo está de cabeza, y sufre tanto porque hay tan poquito amor en el hogar y en la vida de familia. No tenemos tiempo para nuestros niños, no tenemos tiempo para el otro, no hay tiempo para poder gozar uno con el otro”, diría.
Y recuerda: el mundo parece estar en tan terrible prisa, ansioso por desarrollos grandiosos y riquezas fabulosas y lo demás, de tal forma que los niños tienen muy poco tiempo para sus padres. Los padres tienen muy poco tiempo para ellos, y en el hogar comienza el rompimiento de la paz del mundo. Pero sobre todo el amor familiar.”
Cuando habló sobre la pobreza, afirmó. en 1974:
«Veo a Dios en cada ser humano. Cuando lavo las heridas de los leprosos, siento que lo curo a él. ¿No es una experiencia hermosa?
«La más terrible pobreza es la soledad y el sentimiento de no ser amado. La más grande enfermedad hoy en día no es la lepra ni la tuberculosis, sino el sentimiento de no ser reconocido. Hay más hambre en el mundo por amor y por ser apreciado, que por pan.
«Algunas veces pensamos que la pobreza es sólo tener hambre, frío y un lugar donde dormir. La pobreza de no ser reconocido, amado y protegido, es mayor. Debemos comenzar en nuestros hogares a remediar esta clase de pobreza.”
En una carta enviada a los presidentes de estados Unidos, George Bush y al de Irak, Saddam Hussein, en enero de 1991, fue concisa al hablar sobre la guerra: “Por favor escojan el camino de la paz. En un corto tiempo puede haber vencedores y perdedores en esta guerra que todos tenemos. Pero eso nunca puede, nunca justificará el sufrimiento de dolor y la pérdida de vidas que vuestras armas causarán.”
Previamente, en l982 había dicho que «nunca antes he estado en una guerra, pero he visto hambre y muerte. Me preguntaba a mí misma, ‘¿Qué sienten ellos cuando hacen esto?’ No lo entiendo. Todos son hijos de Dios. ¿Por qué hacen esto? No lo entiendo.” Se refería en concreto a Beirut, 1982, durante la lucha entre el ejército israelí y las guerrillas Palestinas. Aún persisten.
Calificó de un “asesinato en las entrañas”, al aborto. “Un niño es un regalo de Dios. Si tú no lo quieres, dámelo a mí.»
«El más grande destructor de la paz es el aborto porque, si una madre puede matar a su propio hijo, qué nos queda a nosotros, ¿matarte a ti y tú matarme a mí? No nos queda más que eso. Es algo muy pobre decidir que un niño debe morir para que tú puedas vivir como lo deseas.
«Nosotros sentimos que lo que hacemos es sólo una gota en el océano. Pero el océano no estaría tan lleno si no existiera esa gota.
El milagro no es que hagamos este trabajo, sino que nos sintamos felices de hacerlo.
«Sentirse no reconocido, no amado, no protegido, olvidado por todos, pienso que es un hambre mucho más grande, una pobreza mayor, que la de la persona que no tiene nada para comer.
«No pienses que el amor, para ser genuino, tiene que ser extraordinario. Lo que necesitamos es amar sin cansarnos.” Cada vez que sonríes a alguien, es un acto de amor, un regalo a esa persona, una cosa hermosa. Los trabajos buenos son eslabones que forman una cadena de amor.
«Ten fe en las pequeñas cosas, porque es en ellas que reside tu fuerza.” «Cada uno de ellos es Jesús disfrazado.” «Soy un lapicito en la mano de un Dios que escribe y va a enviar una carta de amor al mundo.
«Yo no rezo para conseguir éxito. Pido fidelidad.
«Debería haber menos conversación; un lugar para la prédica no es un lugar de encuentro. ¿Qué haces entonces? Agarra una escoba y limpia la casa de alguien más. Con eso será suficiente.”
«En esta vida no podemos hacer grandes cosas. Sólo podemos hacer pequeñas cosas con un gran cariño.
«Las palabras que no dan luz, agrandan la oscuridad.
«No nos sintamos satisfechos sólo por dar dinero. El dinero no es suficiente. El dinero se puede conseguir, pero ellos, los pobres, necesitan que los amen. Por lo tanto, derrama tu amor en todos los lugares por donde camines.
«Mira cómo la naturaleza –los árboles, las flores, la grama, crecen en silencio; mira las estrellas, la luna y el sol, cómo se mueven en silencio… Necesitamos silencio para poder tocar las almas.
«Al final de nuestras vidas, no seremos juzgados por cuántos diplomas hemos recibido, cuánto dinero hemos conseguido o cuántas cosas grandes hemos hecho. Seremos juzgados por ‘Yo tuve hambre y me diste de comer. Estuve desnudo y me vestiste. No tenía casa y me diste posada.»
Palabras sabias de la madre Teresa de Calcuta, en donde insiste que se debe mantener la lámpara encendida. Lo que aún la mujer, por desgracia, no logra hacerlo por esos malditos misóginos.
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