Torreón y la paz
Asnos, señor
Ya respiraron “arriba”. Ya se fue el gober opositor…a la ley. A la casi dictadura perfecta, diría Estrada.
Entonces, y mientras se encuentra a los estudiantes, con vida o sus cadáveres, en Iguala, nada más, hablemos de asnos, señor, frase que cotidianamente usaban nuestros ancestros para mortificar la estima. Lo hacían por la falta de cultura o exceso de incultura.
Aprovechemos estos días de tranquilidad, luego del vendaval de muertos en todo el territorio, para recordar frases y expresiones que no se olvidan. Las extrajimos del diccionario familiar y sirven, aún, para describir mil y una situaciones. Son tan sencillas que vienen como anillo al dedo. Se las comparto con gusto, tal y como están descritas y escritas. Te van a divertir y a enculturizar, con toda seguridad.
“Desconchinflado”, “pipirín”, “muina”, “patatús”, “tirria”, entre otras, son voces, expresiones y locuciones mexicanas utilizadas por nuestros abuelos que poco a poco se han desvanecido con y en el tiempo. Esa gala retórica e ingeniosa, de humor pícaro está en extinción. Formaron parte del colorido lenguaje mexicano.
Palabras y frases que escuchamos alguna vez en las reuniones familiares o en el barrio, antes de la llegada de videojuegos, internet y televisión de paga, se extinguen. No es verborrea, porque tienen sentido:
Achichincle. Acompañante incondicional, también es un ayudante y adulador. Achicopalarse. Depresión, agobio, aflicción temporal. Argüende. Murmuración falsa, chisme, intriga. Borlote. Escándalo, gritería, desorden, tumulto. Chochear. Dar el viejazo, comenzar con las conductas seniles. Común. Forma de nombrar al excusado, retrete o WC. Cotorrear. Plática bastante animada entre amigos. Chilpayate. Expresión equivalente a niño, chamaco, morrito.
De pipiripao. Equivalente a sublime. Desconchinflada. Artefacto descompuesto, que ya ni dándole un golpe funciona. Desguanzada. Que ya dio lo que tenía que dar, que todo está agotado. El pipirín. Manera de nombrar a la comida, la hora de llenar la muela. Endilgar. Atribuirle algo desagradable a alguien. En un de repente. Un imprevisto, algo inesperado, una sorpresa total. Enyerbado. Brujería con hierbas para atrapar novio, esposo o amante. “Gonzalitos” de oficina. Responsable y humilde empleado de gobierno que asume sus obligaciones oficinistas con alegría. Es abuelo del actual “Godínez”.
Gorrón. Sinvergüenza que nunca paga sus cuentas o coopera para la causa. Grangear. Hacer méritos para ganarse la voluntad de otros. Guateque. Fiesta donde se come, bebe y baila alegremente. Hacer de tripas corazón. Esfuerzo grande, aguantar, seguir de pie. Itacate. Provisión de comida para el largo camino y parte de los alimentos de la fiesta, la reunión, la pachanga, que te dan. Malpaso. No resistir a la tentación de la carne prenuncialmente. Me sabe la boca a centavo. Coraje o mal rato que deja algo desagradable
Mitote. Fiesta casera, la palabra proviene del náhuatl mitotl, una danza practicada por los aztecas en la que los participantes se adornaban vistosamente. O suceso. Muina. Rabieta, un enfado, un enojo. Ni fu ni fá. Indecisión plena, ambigüedad pura, también utilizada para expresar falta de importancia. Ni yendo a bailar a Chalma. Carencia de toda esperanza para remediar algún mal, es decir, ya valió. No sé por qué diantres. Frase para suavizar un enojo o una maldición que lo sustituye al usar el eufemismo diantres.
Quien da y quita con el diablo se desquita… Posibilidad, probabilidad de recuperar algo. Patatús. Enfermedad emocional y psicosomática empleada como la palabra a la premonición al mareo y el desmayo por un acto aventurero ajeno. Prángana. El sin dinero, sin oficio y sin beneficio, holgazán pues. Sanseacabó. Expresión enfática que da por terminado un asunto. Santas Pascuas. Expresión mínima para poner punto final y sin pleitos a un problema. Soponcio. Mareo de las abuelitas y mamás preocuponas. Sulfurarse. Exaltarse, cuando la sangre sube a la cabeza. Tate sosiego. Llamado a permanecer quieto.
Tilico. Flacucho, casi esquelético. Tirria. Mala voluntad hacia alguien. Traqueteo. Muchas veces el mismo camino y con las marcas del tiempo andado. Vaquetón. Palabra para señalar al “ni-ni” del siglo pasado. Presente y futuro, según la actual situación. Zangolotearse. Moverse de manera continua y violenta. Como si tuviera mal de san. Vito.
Y por último, ¡hay nos vidrios! O hasta el próximo gobernador.