Descomplicado/Jorge Robledo
Doce ángeles
Después de escuchar al Santo Padre Francisco, en Manila, Filipinas, no tener respuesta a una pregunta y decirlo con toda franqueza y humildad, nos ayuda a entender ese gran misterio que invade a muchos y nos llena de angustia a otros.
Doce ángeles, uno por cada mes del año, que tampoco vemos, nos ayudan a vivir cada día. Y nos transmiten fortaleza del que creemos, confiamos. Y a veces hasta de El dudamos. Su omnipresencia es obvia. Es el único que tiene el don de la ubicuidad, Y, por supuesto, sabe lo que hace, lo que hacemos y lo que haremos.
Su Santidad, como nosotros, se emocionó cuando una mujercita de 12 años, víctima de su progenitor y luego abandonarla, preguntó al sucesor de San Pedro:
“En dónde está Dios cuando muchos niños son abandonados por sus padres. Acaban en la prostitución y caen en las drogas. Por qué Dios lo permite, incluso cuando los niños no tienen culpa”.
Y rompió en llanto Glyzelle Iris Palomar, que así se llama, antes de concluir su mensaje de bienvenida en la Universidad Católica de Santo Tomás.
El Obispo de Roma, al abrazarla con ternura, manifestó, también con honestidad:
“Ella es la única que ha planteado una pregunta para la que no hay respuesta y ni siquiera es capaz de expresarla con palabras, sino con lágrimas. ¿Por qué sufren los niños?”, interrogó con candor.
Es el misterio que nadie ha descifrado ni cuando el Nazareno, su hijo, en la Cruz, preguntó: “Señor, porque nos has abandonado….”.