Descomplicado
El alma de niño
El relato nos habla de ese momento mágico en que dos almas se reconocen. Como ya acogió ese don con inusitado entusiasmo nuestro joven mandatario en sus giras. Ya hasta bromas hace. Buen comienzo.
Claro que no ha tenido más que unos pocos momentos como aquél. Sonreír y hacer reír son otros ejemplos. Como también observar y besar a un bebé. Aunque no le aplaudan.
¿Por qué sonreímos cuando vemos un bebé?
Quizá sea porque vemos a alguien que aún no tiene todas esas barreras defensivas. Alguien que, bien lo sabemos, cuando nos sonríe lo hace de forma totalmente auténtica y sin engaños.
Y el alma de bebé que llevamos dentro sonríe con melancólico agradecimiento. Eso no tiene que informárselo a su jefe quienes cobran en Los Pinos. De ello se ha dado cuenta solo, cuando convive, sean minutos, con el pueblo que tanto, aún, espera de él.
Luego de este breviario cultural, que tengas un hermoso día. Lo mereces. Y también un abrazo con una sonrisa, en este miércoles de Ceniza. No olvides que, tarde o temprano, eso seremos. Residuo, no niño.