Visión financiera/Georgina Howard
Los amigos
Cinco días de oxígeno. Sin noticias desagradables. Agua de mar. Cálido ambiente. Acompañado por mis hijos, mis nietos y el sexto bisnieto por llegar. Rojito como langosta hervida, pero satisfecho del comportamiento ajeno, y de pasar el tiempo. El observar los árboles del ex territorio de Quintana Roo. Y del recuerdo, agradable de nuestros amigos.
A lo largo de los años hemos comparado a la amistad con los árboles o plantas, ya que ambos necesitan los mismos nutrientes para vivir. Una vez sembrada una amistad, es necesario proveerla de nutrientes y agua. Dejarla respirar. Protegerla de los posibles daños y sobre todo, brindarles mucho amor.
Existen personas en nuestra vida que nos hacen felices por el simple hecho de haberse cruzado en nuestro camino. Algunos recorren el camino a nuestro lado, ven muchas lunas pasar. A otros los vemos a penas entre un paso y otro. A todos los llamamos amigos…. Pero hay muchos tipos.
Cada hoja de un árbol simboliza uno de ellos. Las primeras brotaron de nuestros padres y nos muestran lo que es la vida. Después los amigos hermanos, los hijos, con los que dividimos nuestro espacio para que puedan florecer como nosotros.
Pasamos a conocer a toda la familia de hojas a quienes respetamos y queremos bien. El destino nos presenta a otros amigos, los cuales no sabíamos que irían a cruzarse en nuestro camino. A muchos les llamamos “amigos del alma, del corazón”.
Son sinceros y verdaderos. Saben cuándo estamos bien, saben lo que nos hace felices. Da brillo a nuestros ojos, música a nuestros labios, agilidad a nuestros pies.
También están aquellos que son amigos por un tiempo, tal vez por unas vacaciones, unos días, unas horas. Ellos también logran poner muchas sonrisas en nuestras caras durante el tiempo en que estamos juntos.
No podemos olvidar a nuestros amigos distantes. Aquellos que están en las puntas de las ramas del árbol, que cuando el viento sopla siempre aparecen entre una hoja y otra. El tiempo pasa, el verano se va y el otoño se aproxima. Ni hablar del invierno. Entonces perdemos algunas de nuestras hojas…algunas nacen en otro verano, otras permanecen por muchas estaciones Inclusive en el otoño.…
Mas lo que nos hace más felices, son aquellas hojas que aun caídas permanecen a nuestro lado, alimentado nuestra raíz con mucha alegría.
Con recuerdo de momentos maravillosos del tiempo en que se cruzaron en nuestro camino. Paz, amor, salud, suerte y prosperidad…¡¡¡¡hoy y siempre!!!!! Simplemente porque cada persona que pasa en nuestra vida es única, siempre deja un poco de sí y se lleva un poco de nosotros.
Esta es la mayor responsabilidad de nuestra vida. La prueba evidente, Mercedes, de que dos almas no se encuentran por casualidad. Deseo a todos los que cruzaron mi camino durante los años que tengo de vida y que me dejaron un poco de si, una vida llena de bendiciones, de alegrías y de amistad.
Y agradecer a mis hijos Carlos Fernando, Jorge Alberto, Arturo Javier –Luis Emilio de quedó al cuidado del changarro–. A mis nietos Massimo, Paulo, Santiago y su esposa Rosalina, apunto casi de su primera maternidad, dicen será mujer, haber soportado a quien agradece también su amistad.