De fría a muy fría, la mañana de este lunes en CDMX
CIUDAD DE MÉXICO, 25 de marzo de 2016.- Por proclamarse como Cristo, Rey de los Judíos, el pueblo pidió al gobernador de Judea, Poncio Pilatos, la muerte en la cruz para Jesús de Nazaret.
“Crucifícale, crucifícale”, exigieron en el Palacio Real ancianos y Sumos Sacerdotes por varios delitos como engañar a la gente y causar alboroto al anunciarse como hijo de Dios.
– ¿Eres tú rey?, preguntó Pilatos.
–Tú dices que soy rey. Para esto yo he nacido y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz, respondió Jesús.
Uno de los judíos pidió al Nazareno demostrar que sí en verdad es el hijo de Dios, le concediera la inmortalidad.
Entonces, Jesús continuó su calvario, vejado por soldados romanos fue llevado hacia el Rey Herodes.
Los fariseos Anás, Caifás y el Sanedrín –asamblea de los líderes religiosos– exigían su muerte acusado de juicios eclesiásticos de blasfemia, por afirmar ser el Hijo de Dios y el Mesías.
De nueva cuenta, fue dirigido hacia el gobernador romano Pilatos quien finalmente lo sentenció a morir.
Mientras Jesús de Nazaret fue despojado de sus ropas para ser azotado por sedicioso y menospreciador de la Ley de Moisés, de viva voz la soprano Marcela Chacón entonó el Ave María en la explanada delegacional de Iztapalapa.
Solo después de este martirio, un Jesús con gran dolor y habiendo perdido gran cantidad de sangre por el flagelo, fue condenado a la crucifixión por Pilatos; el pueblo prefirió la liberación de Barrabás.
Una corona de espinas sobre su cabeza y sólo un manto escarlata le fue colocado sobre él.