Con cédula digital avanza IMSS en la transformación de sus servicios
MÉXICO, 11 de noviembre de 2014.- La neumonía es la primera causa de mortalidad infantil en el mundo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que cada año mueren por esta enfermedad más de un millón de menores de cinco años, cifra que supera la suma de los decesos por malaria, sarampión y SIDA, informa la UNAM a través de un comunicado a propósito de que el miércoles 12 de noviembre se conmemora el Día mundial contra la neumonía.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2012 fallecieron en México mil 558 niños de cero a cuatro años por neumonía e influenza.
Para atender este problema de salud pública es prioritaria una política integral, que articule los esfuerzos de protección y prevención, diagnóstico y tratamiento. En la estrategia, los esfuerzos deben centrarse en mejorar la atención primaria, hoy desarticulada en el país, subrayó Rogelio Pérez Padilla, de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.
En este plan deben incluirse medidas de higiene –principalmente reducir la contaminación del aire en interiores–, proteger a las poblaciones más vulnerables con la vacunación, brindar atención sanitaria a los menores de todas las comunidades del territorio nacional y, sobre todo, limitar el uso de antibióticos en los resfriados comunes, porque son de origen viral, así como capacitar al personal médico, para evitar las muertes prevenibles, puntualizó en el marco del Día mundial contra la neumonía, que se conmemora este 12 de noviembre.
La enfermedad
El experto señaló que la neumonía es una infección respiratoria aguda causada por virus, bacterias y hongos. Los gérmenes llegan hasta los pulmones, estructuras anatómicas formadas por “sacos” pequeños, llamados alvéolos, que en un enfermo se inflaman al llenarse de pus y líquido. Al extenderse, impiden la respiración y ocasionan la muerte.
Si bien afecta principalmente a niños y adultos mayores, esta afección se complica en quienes padecen diabetes, enfisema pulmonar o enfermedad obstructiva crónica. Cada año, los casos repuntan en la temporada invernal, en un periodo que va de noviembre a abril, dijo.
En su mayoría, los pacientes son atendidos en consulta especializada después de varios días de presentarse el cuadro y no recibir el tratamiento adecuado en el nivel primario de atención, advirtió.
Puede confundirse con otras alteraciones de las vías respiratorias, como un catarro común, faringitis o bronquitis, al presentar síntomas similares como caída del estado general de salud, fiebre y tos, lo que complica el diagnóstico de la infección, expuso.
El experto del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) explicó que deben realizarse radiografías y estudios para determinar la oxigenación sanguínea.
En caso de observar manchas en las placas o menos oxígeno en la sangre, puede sospecharse de una infección pulmonar y debe referirse al paciente a otros niveles de atención para estudios adicionales.
Asimismo, a los problemas de diagnóstico para detectar casos graves con oportunidad se suma el abuso en el empleo de antibióticos, exceso que aumenta la resistencia de los agentes infecciosos a los fármacos, aseveró.
Si las medidas de prevención se conjugan con un sistema de atención primaria sólido, se requerirán menos los servicios de alta especialidad, necesarios para los casos no resueltos en otros niveles, apuntó.
Un nivel básico sólido debe estar sustentado en la relevancia del médico familiar y articularse con campañas de vacunación amplias y oportunas, que cubran a las poblaciones de alto riesgo (menores, adultos mayores, enfermos con padecimientos crónicos y embarazadas).
Los niños que habitan en zonas rurales tienen más riesgo de enfermarse, al presentar desnutrición y no tener acceso a servicios de salud. Es necesario protegerlos de la exposición al humo de leña, reforzar los programas de inmunización y garantizar tratamiento oportuno y abasto suficiente de medicamentos a estas localidades, recomendó.
De igual manera, se requiere una mayor inversión en la capacitación del personal, para atender todas las problemáticas de salud relacionadas. Es urgente una política pública integral para afrontar este problema de manera amplia, lo que aportaría experiencias a los esquemas de atención de otros padecimientos, concluyó.