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Inicia SEP consulta sobre Ley General de Educación Media Superior
MÉXICO, DF., 21 de julio de 2015.- Especialistas de distintas áreas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) unen esfuerzos para desarrollar tecnologías del lenguaje.
En el Instituto de Ingeniería (II) de la UNAM hay un conjunto de investigadores que trabajan en estrecha colaboración, de acuerdo a un comunicado de la máxima casa de estudios.
Se trata del Grupo de Ingeniería Lingüística (GIL), en el que convergen especialistas de diversas disciplinas que incluyen letras, lingüística y ciencias de la computación.
“La ingeniería lingüística (IL) es un campo de investigación aplicada en el que se desarrollan sistemas informáticos con los que se analiza o procesa el lenguaje humano, también conocido como lenguaje natural (el que usamos al escribir, hablar o leer; con el que emitimos y decodificamos cualquier tipo de expresión lingüística, ya sea oral, visual o escrita), para diversas aplicaciones”, explicó Gerardo Sierra Martínez, director del GIL.
El especialista compartió que entre las diversas aplicaciones que interesan al grupo está la traducción automática; encontrar una equivalencia inmediata entre palabras de idiomas diferentes es un reto que se puede lograr.
“Para esto necesitamos entender bien el lenguaje natural y saber cómo pasar de la lengua uno, por ejemplo el inglés, a la dos, digamos, el español”.
Señaló que un traductor humano sabe cómo hacer su trabajo, pero transmitir ese conocimiento a una computadora por medio de algoritmos es un problema en el que no sólo se necesita el conocimiento lingüístico, sino también inteligencia artificial, estadística y otras áreas.
“Ya tenemos a disposición de empresas e instituciones académicas una serie de tecnologías del lenguaje. Hemos desarrollado un sistema llamado ‘Describe’, en el que es posible obtener definiciones, no de diccionario, sino de los usuarios. El objetivo es que identifique y extraiga cualquier definición que haya en la web y nos permita acceder a ellas, como si se realizara una búsqueda en Google”, señaló Sierra Martínez.
Para extraer esos datos se emplean diversos patrones, que van desde sencillos hasta muy complejos, que indican en qué parte del texto hay una definición.
En el GIL también se ha creado otro producto interesante: un diccionario electrónico que realiza búsquedas inversas, es decir, parte del significado para darnos la palabra adecuada. Por ejemplo, si escribimos “libro donde se guardan las palabras y se proporcionan sus definiciones”, el programa nos dará como respuesta “diccionario”.