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CIUDAD DE MÉXICO, 8 de febrero de 2016.- Tenemos que exigirle al Estado que en todas las circunstancias nos garantice seguridad y libertad por el bien de todos, no sólo cuando viene un jefe de Estado como el Papa Francisco, sino que lo haga con todos todo el tiempo en la normalidad ciudadana, demandaron los académicos de la UNAM, Jorge Traslosheros y Yolanda Bernal.
Aunque admitió Traslosheros que la visita del Sumo Pontífice hace bien como sociedad mexicana por muchas razones, el punto central es que los ciudadanos tienen derecho a expresarse libremente y a que se les garantice seguridad.
“¿Qué vamos hacer con los miles de ciudadanos que estarán en las calles, le vamos a negar la seguridad?”, cuestionó al referirse sobre los operativos donde el Estado se hace cargo de seguridad de un líder religioso como de los que le rodean.
En conferencia de prensa Qué pasa con el Estado laico frente a la visita del Papa, los académicos de la máxima casa de estudios señalaron que no hay contradicción entre su visita y la laicidad del Estado mexicano, sino más bien es una cuestión de derechos humanos, pues esta solo cumple su función social de elemento paliativo con los ciudadanos.
“La gente lo ve como un paliativo, como algo benigno de parte del Estado, como una actitud y reivindicación del Gobierno para los ciudadanos”, indicó Bernal Álvarez, de la Facultad de Psicología.
El historiador Traslosheros Hernández dijo que al ser el Papa Francisco un líder mundial de la mayor relevancia en todos los escenarios donde la justicia y la paz está en juego, por ello está en el interés del estado nacional.
Agregó que en ese sentido está en interés del Estado nacional tener una interlocución ya dentro de la geopolítica como líder de esta magnitud. “Muy pocos líderes podrían tener la estatura del Papa Francisco, no sólo desde el orden constitucional sino de una sana dimensión de las relaciones internacionales”, comentó.
Abundó que el asunto de seguridad forma parte del debate ciudadano en una sociedad democrática, pues tiene razón aquél que se queja “por qué por con mis impuestos” se protege a un líder religioso, pero también aquél católico que da las gracias por “protegerlos” de su fe.