Tecmilenio busca formar líderes positivos al sur de Tamaulipas
MÉXICO, DF, 18 de marzo del 2015.- Mientras las empresas tradicionales esperan una lealtad inquebrantable de sus colaboradores y manejan incentivos que buscan favorecer la permanencia en el empleo durante muchos años, los jóvenes pertenecientes a la Generación Z no tienen interés en invertir demasiado tiempo en su primero o segundo empleo, informó un comunicado.
Así lo señaló el maestro Alfredo Bernádez, experto de la Dirección de Educación Continua de la Universidad Iberoamericana en temas laborales, sindicales y de liderazgo, quien subrayó que los jóvenes de la Generación Z, caracterizados por su apego a los gadgets y las redes sociales, prefieren trabajar en proyectos cortos, de modo que las compensaciones a largo plazo con las que la empresa desee retenerlos pueden parecerles poco atractivas.
Dueños de una perspectiva cortoplacista, la movilidad tiene un alto valor entre los jóvenes egresados y los universitarios, que tienen una estancia promedio de uno a dos años en su primera experiencia laboral seria, a la que en muchas ocasiones ingresan como becarios.
Los jóvenes de la Generación Z, apuntó el maestro Bernádez, no sólo aportan sangre nueva y perspectivas a la empresa que los contrata, sino una actitud retadora que no le teme a la autoridad. Al saber que no permanecerán demasiado tiempo en su lugar de trabajo, los miembros de la Generación Z son más arriesgados, les gusta presumir sus talentos, pero también son sinceros al dar a comunicar sus límites.
Estos jóvenes poseen una honestidad profesional que les permite retirarse de un proyecto laboral cuando sienten que ya le no aportan mucho, mientras que muchos miembros de generaciones mayores prefieren quedarse en su lugar de trabajo a toda costa, dejando en manos de la empresa la responsabilidad de decidir su futuro profesional.
En ello coincidió la maestra Graciela Saldaña, académica del Departamento de Estudios Empresariales de la Ibero, quien se dijo convencida de que la Generación Z no está tan preocupada por asegurarse un sueldo, sino en generar nuevas relaciones que en determinado momento podrían servirles como el motor de su propia empresa. En todo caso, su prisa se concentra en encontrar el trabajo que ellos quieren, en el lugar donde quieren estar.
Conscientes de que sus contratos son por poco tiempo, son jóvenes más «sinceros», que saben pedir las cosas con mayor facilidad y no temen expresar una opinión contraria o pedir un aumento de sueldo si así lo consideran justo, pues no temen quedarse sin empleo. Así, la zona de confort que podría ofrecer un buen puesto en las oficinas de un gran corporativo no es necesariamente su meta final.
Quienes pertenecen a la Generación Z, añadió la maestra Saldaña, están más orientados a reunirse en redes multidisciplinarias de profesionistas libres que pueden colaborar juntos en un proyecto, lo que les permite armar un portafolio con el que pueden presumir su experiencia al trabajar en muchos proyectos en un periodo relativamente corto.
“Mientras una gran empresa puede ser muy fuerte, pero lenta para reaccionar y moverse, la red es similar a un cardumen compuesto por varios peces que se agrupan como colectivo de inteligencia reunido para lograr un cometido y separarse después sin problema”, ejemplificó a su vez el maestro Bernádez.