Teléfono rojo/José Ureña
“Siembran” droga a turistas venezolanos
Era un viaje anhelado y planeado largamente para el matrimonio de ciudadanos venezolanos. Pasarían unas vacaciones inolvidables en el paraíso de Los Cabos, Baja California Sur. Sin embargo, la vida les jugó una trastada. En una acción plagada de irregularidades, en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, de la que Quadratín México tuvo conocimiento, se les “sembró” cocaína y heroína en un equipaje que ni siquiera era el suyo. El placer se convirtió en pesadilla.
Ahora, los profesores universitarios y profesionistas de Venezuela, Alexandra María Colmenares Ávila y Claudio Enrique Contreras Ochotegui, respetables en su nación se encuentran en penales de alta seguridad de México, país al que llegaron por primera vez. De su detención, la Procuraduría General de la República no emitió ninguna información. Además, no se hizo público ni el volumen ni el destino de los estupefacientes decomisados.
Colmenares, de 48 años de edad y Contreras, de 50, habían sido invitados por una familiar con todo pagado para vacacionar en Los Cabos. El horror para los profesionistas venezolanos empezó el pasado 20 de noviembre, cuando minutos antes de las 21:00 horas arribó el vuelo AV22 de la línea aérea Avianca, procedente de Bogotá, Colombia, y que tuvo como origen la ciudad de Caracas, Venezuela. A la banda de equipaje de la Terminal 1 empezaron a llegar las maletas.
Él es licenciado en sociología y en administración, con varios postgrados. Ella, licenciada en Recursos Humanos y Administración de Personal. En minutos se convirtieron en supuestos delincuentes.
Todo era normal hasta que los agentes aduanales Melitón Zapata Moreno, Nancy Suárez González, Paul Manrique Miranda y Guadalupe Medina Sánchez, abrieron una maleta de color negro, sin llantas, maltratada y sucia, en donde detectaron cuatro tabletas de madera con un polvo amarillento que al ser sometido a reacciones químicas (Reagent for Cocaine Salts and Base Caution) resultó ser cocaína y dos tapas de goma conteniendo lo que se identificó como heroína.
La sorpresa de los venezolanos llegó al pavor, cuando fueron acusados por los aduanales de narcotráfico. La cantidad de irregularidades en este caso forma una larga cadena.
En su declaración, contenida en la averiguación previa A.P. PGR/SEIDO/UEIDCS/601/2015, los aduanales afirman que los inculpados “de propia mano traen consigo su equipaje de manera voluntaria y sin que el equipaje haya sido manipulado por persona diferente a dichos pasajeros”.
Quedó asentado ante el juzgado que lleva el caso que en un video del aeropuerto aparece un sujeto con chaleco negro (al parecer personal de aduanas del Aeropuerto) cargando la maleta de color negro. Detrás de él están los inculpados y atrás otro sujeto con vestimenta similar al primero cargando un contenedor al parecer de color azul sin apreciarse el contenido del mismo debido al ángulo de la cámara ¿Qué había en el contenedor? Nadie lo sabe. Primera sospecha.
Alexandra María siempre trató de reclamar que su maleta no llegaba, pero no había personal de Avianca. Su esposo llevaba otra maleta. Ella declaró que “cuando me pasaron a la oficina en el aeropuerto para indicarme que había droga en mi maleta fue cuando me percaté y confirmé que la maleta no era mía, era una maleta con características similares (de color negro como miles que llegan al aeropuerto), pero la mía, una maleta no se desgasta ni se ensucia en un solo viaje”, como la que, según los agentes del Servicio de Administración Tributaria (SAT), era de ella. Segunda sospecha.
La maleta de la señora se encontraba plastificada desde el punto de origen y la que le mostraban no estaba embalada ni tenía ruedas ni menos el candado con números que tenía la de ella. Los aduanales explicaron que los perros que detectan drogas pudieron haber retirado el plástico al hacer su tarea. Sin embargo, en el video del aeropuerto se observa a los canes olfatear maletas sin dañar maleta alguna y mucho menos, detectar estupefacientes. Tercera sospecha.
A los presuntos acusados de daños contra la salud jamás les leyeron sus derechos ni les informaron que podían contar con un abogado ni se les permitió hacer la llamada telefónica a que tiene derecho cualquier detenido. Simplemente les dieron a firmar un documento de cuyo contenido no explicaron ampliamente las autoridades. Cuarta sospecha.
Cuando llega cualquier turista siempre se llena una forma aduanal y migratoria por persona. Este fue el caso, sin embargo, jamás apareció la forma llenada por la señora, sólo la de su esposo, como si se tratara de una sola “maleta familiar”. Quinta sospecha.
A pesar de que los aduanales acusaron a la mujer de ser propietaria del maletín negro, su marido también fue inculpado, sin más pruebas, sólo por viajar con ella. Sexta sospecha.
Los agentes del SAT iniciaron un interrogatorio de la pareja, sin tener facultades para ello, ya que esto sólo compete al agente del Ministerio Público Federal ¿Por qué estaban tan interesados los aduanales en incriminarlos a la fuerza? Séptima sospecha.
Los venezolanos, padres de familia, abuelos afables, fueron detenidos a alrededor de las 21:20 horas del 20 de noviembre y fue hasta las 00:25 horas del día siguiente cuando se les puso a disposición del agente del Ministerio Público Federal, es decir, tres horas después y no de manera inmediata, como marca la legislación mexicana ni se asentó el registro de detención a que se refiere el Artículo 16 Constitucional, así como el 193 del Código Federal de Procedimientos Penales. ¿Qué pasó en todo ese tiempo? Octava sospecha.
Los aduanales indican que el “operativo” inició a las 21:20 horas, pero en el video del aeropuerto se observa que la maleta fue “desarmada” a las 20:56. Además, la cámara de video de la banda 10 a la que llegó al equipaje, estaba enfocada a la banda 12. Novena sospecha.
La lista de las violaciones al debido proceso es vasta, no alcanzaría este espacio para enumerarla. No obstante, el Juzgado Sexto de Distrito de Procesos Penales Federales en el DF, no consideró nada de ello y el domingo 29 de noviembre pasado decretó auto de formal prisión a la pareja. Llegaron juntos enamorados de un viaje y de un país en donde pensaron que pasarían días de descanso acompañados de familiares y acabaron separados. Alexandra María en el Penal de Alta Seguridad de Nayarit y Claudio Enrique en otro penal de Chiapas.
El de los venezolanos no es el único caso plagado de irregularidades que sucede con viajeros que arriban al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México “Benito Juárez”. Hay una larga cadena de casos similares que se han detectado en la terminal aérea.
Lilia Angélica López Negrete, bailarina del Instituto Nacional de Bellas Artes, realizó un viaje a Colombia en diciembre de 2014 para un casting. En Bogotá la policía local le vacía su maleta y después se la sella. Viaje a México sin problemas, pero en el aeropuerto mexicano es detenida por presunto traslado de droga. El patrón se repite, su maleta es también la última en llegar, los aduanales la empiezan a interrogar. Es internada en el Penal de Tepic, a pesar de todas las violaciones al debido proceso.
Oscar Montes de Oca, es un estudiante mexiquense, al que se le “sembraron” 20 kilos de cocaína en el mismo aeropuerto. El descaro de quien haya hecho el ilícito fue total, pues Oscar registró un peso de 10 kilos cuando documentó su equipaje en Argentina, a donde había viajado. La maleta de Oscar se retrasaba y cuando llegó con los aduanales le informaron que estaba detenido. La conducta del alumno de Sociología era intachable. El rector de la Universidad Autónoma del Estado de México, Jorge Olvera y el propio gobernador de la entidad, Eruviel Ávila, encabezaron una campaña para informar las irregularidades en el caso. El joven finalmente fue liberado.
En agosto de este año, autoridades de la PGR informaron que en coordinación con autoridades de Perú, Argentina, Colombia y Brasil, investigan la “siembra” de droga en la terminal aérea. Son sospechosos elementos de la Policía Federal, aduanales del SAT, personal de las aerolíneas Avianca y LAN.
Sin embargo, la delincuencia a todos corrompe y la PGR no ata ni desata. La droga sigue entrando por el AICM sin que nadie la detenga. Es común que se inculpe a personas inocentes, esto sin detrimento de la labor de la aprehensión de personas que sí están relacionadas con ilícitos reales.
El caso de la pareja de venezolanos es otra “bomba” que pronto le estallará en las manos a la justicia mexicana, ejemplo de ¿ineptitud o corrupción? No obstante, la pareja de turistas confían en que su caso sea equilibradamente valorado.