Libros de ayer y hoy/Teresa Gil
Nestora Salgado, luz y sombra
Los barrotes de la cárcel no son algo extraño para Nestora Salgado García y mientras levanta un rifle, dice que el Gobierno federal deberá cumplir su promesa de construir un México de justicia o seguirá enfrentando la realidad de las comunidades armadas en defensa de sus derechos.
Nestora salió este viernes del penal de Tepepan, después de 31 meses de prisión, acusada de los delitos de homicidio, secuestro y robo de armas, que finalmente no le pudieron ser comprobados por la justicia.
El Juzgado 67 en materia penal, con sede en la Ciudad de México, decretó un auto de libertad el jueves pasado, después de no encontrar responsabilidad en ella dichos delitos, por los que fue encarcelada desde el 21 de agosto de 2013 y Nestora salió libre este viernes.
La coordinadora de la Policía Comunitaria de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (Crac) en Olinalá, Guerrero, fue apresada como resultado de un aparatoso operativo en el que participaron militares, marinos, policías judiciales y municipales, que estuvo apoyado por tanquetas.
La comandanta, como la llaman sus allegados, es luz y sombra, amor de quienes la siguen y crítica de quienes ven en ella sólo a la cabeza de un cartel delincuencial.
¿Quién es Nestora Salgado?
Luz
Originaria de Olinalá, se fue a vivir a Estados Unidos en 1991, en donde trabajó como mesera, trabajadora doméstica y empleada de diversas empresas, hasta que se convirtió en ciudadana estadounidense. Se estableció en la ciudad de Renton, Washington, en donde vivió varios años con su esposo, hijos y nietos.
A pesar de vivir en dicho país, jamás dejó de ayudar a la gente pobre de Guerrero, mediante la realización de colectas y el envío de medicamentos y ropa para las personas más necesitadas de ayuda de dicha entidad.
Nestora regresó a Olinalá, y ante los elevados índices de criminalidad existentes en Guerrero, se involucró en la organización de policías comunitarias, especialmente ante la actitud cómplice de las autoridades judiciales y de los cuerpos estatales locales.
La ley estatal de Guerrero y el artículo 2.A de la Constitución mexicana garantizan el derecho de los pueblos indígenas al autogobierno y la autodefensa, lo cual incluye la formación de fuerzas policiacas.
El asesinato de un taxista en Olinalá a manos del cartel de Los Rojos, debido a que se opuso a pagar el ‘derecho de piso’ exigido por la banda criminal, hizo que la policía comunitaria tomara el control de la seguridad en el poblado.
Los defensores de la policía comunitaria señalan que, en pocos meses, Nestora logró que los delitos de alto impacto cometidos en dicha localidad, como el homicidio, el secuestro y la extorsión, se redujeran en 90 por ciento.
Entre sus principales logros destacan que, en 2012, ella y su policía desmantelaron una red de secuestradores y de traficantes de mujeres y niñas que las traían de Europa y Colombia a México para prostituirlas en bares de nuestro país.
Los defensores de Nestora Salgado, entre los que se encuentran diputados y legisladores del PRD, así como activistas entre los que destaca la escritora Elena Poniatowska, han manifestado que en su encarcelamiento estuvieron inmiscuidos Isabel Miranda de Wallace y su abogado, Ricardo Martínez Chávez.
Señalan los defensores de Nestora que Martínez Chávez está involucrado en las desapariciones y homicidio de jóvenes en el bar Heaven y en los casos de trata de personas detectados en el bar Cadillac, ambos en Distrito Federal. Los legisladores perredistas indican que Martínez Chávez es un probable traficante de mujeres, acusado de dirigir la red de secuestradores y traficantes de personas que Nestora y sus hombres desmantelaron.
Entre sus más férreos defensores se encontraba también el que fuera gobernador interino de Guerrero, Rogelio Ortega, quien en todo momento consideró a Nestora como una presa política, mantenida injustamente en prisión.
Sombra
Nestora Salgado García fue detenida el 21 de agosto de 2013, en Olinalá, acusada de al menos 50 secuestros, en un operativo en el que participaron militares, marinos y policías judiciales estatales y municipales, a bordo de patrullas y tanquetas.
De igual manera, se detuvo a 30 policías comunitarios quienes permanecían vigilando la casa de justicia de El Paraíso, en el municipio de Ayutla, ubicado en la parte alta de la región de la Costa Chica, en donde mantenían detenidas a 20 personas, sin mediar orden de aprehensión y a quienes retenían prácticamente en calidad de secuestrados.
Nestora fue trasladada al penal de alta seguridad de Tepic, Nayarit, en donde fue recluida, acusada de los delitos de homicidio, secuestro y robo de armas, sin derecho a fianza por tratarse de delitos graves. Posteriormente, fue trasladada a la cárcel de Tepepan.
En contraparte, los activistas, Isabel Miranda de Wallace y Alejandro Martí la acusaron en todo momento de encabezar a un grupo de secuestradores.
En 2013, en el municipio de Huamuxtitlán, la Policía Comunitaria de Olinalá, coordinada por Salgado García detuvo al síndico procurador del municipio, Armando Patrón Jiménez, y a otras cinco personas, por encubrir el crimen de dos ganaderos, y los trasladó a la casa de justicia de El Paraíso para su proceso.
Ese grupo de policías comunitarios estuvieron relacionados también con la detención de 60 efectivos del Ejército en una comunidad del municipio de Ayutla, en la parte alta de la región de la Costa Chica. Los militares fueron liberados después de 36 horas, tras negociaciones con los gobiernos federal y estatal.
En su momento, algunas de las personas detenidas por las fuerzas de Nestora, declararon que se encontraban prácticamente secuestradas, sin ser sujetas a juicio legal alguno. Muchos de ellos eran pequeños comerciantes de Olinalá a quienes les fueron exigidos hasta 50 mil pesos por cada uno para que pudieran ser dejados en libertad, según declararon en su momento.
Esta denuncia, fue retomada por los activistas Alejandro Martí e Isabel Miranda de Wallace, presidenta de Alto al Secuestro, quienes acusaron a Nestora de participar en dichos plagios.
Las personas retenidas por los policías comunitarios, bajo diversos cargos, indicaron que a las 20 personas liberadas se les tenía hacinados en una pequeña habitación, casi sin alimentos, sólo con tortilla y frijoles y casi sin agua, además de que no podían ni siquiera ir al baño.
El vacío que deja el gobierno es llenado por las policías comunitarias, al amparo de una ley con muchos resquicios. Surge como una fuerza ciudadana que lucha en contra de la delincuencia, pero que comete excesos, sin duda. Han luchado para frenar el hampa y, sin embargo, muchos de sus malos elementos se han convertido al mismo tiempo en delincuentes.
El caso de Nestora es por ello un paradigma. Es una contradicción completa hacer respetar la ley, violando la ley.
Nestora Salgado García, “la comandanta”, ya está libre, esta tarde afirmó que luchará para que 500 presos políticos que se encuentran en cárceles mexicanas sean liberados. No tiene miedo, la cárcel la hizo fuerte, alguno de sus allegados le hace llegar un rifle, que levanta como muestra de su decisión.