![](https://mexico.quadratin.com.mx/www/wp-content/uploads/2025/02/ngugi_wa_thiongo-foto-escritores.org_-107x70.jpg)
Juego de ojos
Los peligros de los niños “fashion”
Su cuerpo es delgado, como el de muchas modelos. Sus rasgos faciales han sido calificados como perfectos, por su nariz recta, su boca bien delineada y sus bellísimos ojos de color azul con tonos esmeralda, enmarcados por la rubia cabellera larga que cae sobre los hombros. Su rostro es uno de los más sensuales que se hayan visto.
Es la modelo del momento, ha triunfado en pasarelas de las más encumbradas marcas diseñadoras del orbe. Su vida está llena de glamour y es envidiada por cualquier mujer que quiere ganar millones de dólares, viajar por todo el mundo, vestir la mejor ropa y ser aclamada por su belleza y… tan sólo tiene 10 años de edad.
Señoras y señores, en la pasarela, con ustedes, Kristina Pimenova, la pequeña rusa, considerada por los expertos en moda internacional como “La niña más bonita del mundo”.
A su escaza edad, la niña, de metro y medio de estatura, se ha convertido en la top model más importante en estos momentos, en un mundillo en el cual la competencia es feroz entre las agencias, las modelos más cotizadas y los diseñadores, pero también ha desatado una polémica internacional en torno a los riesgos psicológicos que se provocan a los menores de edad por una sobre exposición no sólo de sus cuerpos, sino de su vida en general.
Nacida el 27 de diciembre de 2005 en Moscú, Rusia, hija de la ex modelo, Glikeriya Pimenova, y de un futbolista, la notable belleza de la niña motivó a sus padres a publicar sus fotos en una cuenta creada para ella en Facebook. La pequeña se convirtió en una celebridad. En su página ha llegado a tener cerca de cuatro millones de seguidores y su número se incrementa a diario. Fue rápidamente seguida por fans que construyeron páginas similares con el nombre de ella en esa red social, de tal manera que existen decenas de páginas con su mismo nombre.
Las agencias de modelos se empezaron a fijar en Kristina y buscaron a sus padres para que modelara ropa de diseñadores conocidos desde los tres años de edad. Ahí empezaron a surgir los problemas legales, pues la ley rusa prohíbe tajantemente el trabajo infantil, pero los padres de ella enfrentaron el asunto y lograron que su hija participara en campañas para las colecciones infantiles de firmas como Armani, Roberto Cavalli y Dolce & Gabbana.
En una exposición en Barcelona en febrero de 2015, para la marca catalana Cóndor, Pimanova tuvo problemas para modelar por motivos legales de protección al menor, pero después de ello todo ha sido cuesta arriba en su carrera.
Hace unos días, Pimanova y sus padres dejaron Rusia para viajar a Estados Unidos, quizá para siempre, pues en este mes Kristina consiguió ya un contrato importante para las agencias estadounidenses L. A. Models y New York Models.
Pero Kristina Pimenova no está sola en la competencia de niñas modelo, enfrente tiene a Elizabeth Hiley, otra pequeña de 10 años de edad, nacida en Montreal, Canadá, que irónicamente es muy parecida a la top model rusa.
Ese extraño parecido incluso causó confusión en Elizabeth cuando su madre le mostró fotos de Pimenova sin decirle de quien se trataba, lo que llevó a Elizabeth a comentarle a su progenitora no recordar en que momento le fueron tomadas dichas fotografías. Ante el triunfo económico y social de la niña rusa, la señora Hiley ya determinó que su pequeña también sería modelo.
“FASHION KIDS”, MODA EN INTERNET
Bebés y niños pequeños ataviados con ropa de marca y accesorios caros que se muestran en Internet se han convertido en una moda en las redes sociales.
Independientemente de los progenitores que muestran orgullosos las fotos de sus hijos en Internet, proliferan aquellos que sienten “orgullo” de mostrar a sus pequeños con la ropa más cara que sea posible, precisamente como si modelaran como adultos, sin tomar en cuenta los perjuicios que puede acarrearles esta práctica
En su espléndido artículo publicado en El Tiempo.com, Nicolás Bustamante Hernández señala este fenómeno como “una nueva tendencia, con los niños como protagonistas, se tomó las redes sociales. Se trata de una ola de pequeños, de no más de cinco años, que se han vuelto símbolos y referentes de la moda gracias a las fotos con espectaculares atuendos y sofisticados accesorios que sus padres les toman y suben a plataformas como Instagram”.
“Cuentas en esa red como Fashionkids demuestran la gran acogida que el fenómeno ha alcanzado: más de 2.5 millones de personas siguen las cuatro mil publicaciones que papás de todo el mundo han hecho de sus pequeños hijos (muchos bebés) vistiendo ropa de marca y de diseñadores”.
“Algunos de los jóvenes protagonistas ya son reconocidos como si se tratara de celebridades y sus nombres saltan rápidamente al hacer búsquedas en internet. Alonso Mateo y los gemelos Daniel y Michael Flora (bajo el usuario 2yungkids) son algunos de los más representativos ejemplos de estos niños llenos de estilo y glamour, que serían la envidia de muchos adultos por su forma de vestir”.
El colmo es que existen sitios web, como fashionkids.nu, surgido en 2012, que tienen como finalidad “inspirar a padres” que quieran llevar a sus hijos al mundo de la moda, sin evaluar las consecuencias que esto genera. Las primeras imágenes se usaban para campañas, pero hoy, el 95 por ciento de las fotos las envían los padres. La web tiene 1.3 millones de visitas.
DAÑOS PSICOLÓGICOS
Independientemente del pretendido éxito que ahora tienen sus hijas, los beneficios económicos que obtendrán los padres de Hiley y Pimenova y de otras que son modelos reconocidas, no dejan de ser criticados por especialistas que detectan en esta actividad un tipo de explotación laboral.
En casi todas las legislaciones del orbe el trabajo infantil está prohibido, sin embargo, como se trata de un tipo de labor autorizada por los padres, se acaba de manera automática con cualquier restricción jurídica al respecto.
Los psicólogos especializados en el tratamiento de trastorno de la niñez advierten los riesgos que se genera con este tipo de actividad. Mencionan que la exposición pública de niños representa una intromisión a la intimidad del menor que puede generar trastornos que no son valorados por los padres.
Agregan que al destacarse en redes sociales a estos niños, sólo se destacan valores hedonistas, basados en determinados tipos de belleza, lo que puede generar problemas a los mismos niños en su adolescencia o incluso en su vida de adultos. Algunos de ellos pueden comparar sus imágenes de “niños bonitos” con su estado de adultos, con cuerpos y rostros que muestran el paso del tiempo, lo que puede provocarles incluso graves conflictos de autoestima.
Algunos especialistas afirman que muchos menores que tienen una sobre exposición en redes sociales por su belleza y/o por vestir atuendos costosos, generan una personalidad que tiene como valores máximos los objetos materiales, incluida la belleza física, que es pasajera, por encima de valores humanos más profundos como pueden ser la educación, la inteligencia, la solidaridad y el respeto hacia los demás.
Los padres que tienen como norma de vida presumir la belleza de sus hijos pueden estar formando adultos a los que sólo les preocupe la apariencia de las personas, sin importar otros valores humanos más importantes. Es el fortalecimiento de la idea de “cuanto tienes, cuanto vales”.
Los especialistas critican a padres y agencias que suben a la pasarela a preadolescentes junto a adultos. Critican la proliferan de blogs de niños vestidos como adultos (gestionados por sus padres), en los que tratan de mostrar éxito basado en poderío económico.
Todo esto sin tomar en cuenta que al mostrar continuamente a sus hijos en las redes sociales, los exponen a las redes de pedofilia que encuentran en internet un campo apropiado para escoger y atrapar a sus futuras víctimas.