
Teléfono rojo
Violada por vestir falda corta
«Sí he tomado, sí he salido de fiesta, sí he usado faldas cortas, como la gran mayoría por no decir que todas las niñas de mi edad, ¿por eso me van a juzgar? ¿Por eso me lo merecía? ¿Por eso pasó lo que pasó? ¿Por andar de noche con mis amigas?”.
Así, en ese tono, reclamaba la jovencita Daphne Fernández, el incalificable proceder de sus supuestos amigos que la violaron. De los llamados cuatro Porkys de Veracruz, que participaron en esta incalificable barbarie. Sólo uno de ellos, Enrique Capitaine Marín, se encuentra sujeto a proceso penal.
El padre de este sujeto, Felipe Capitaine, ha declarado que la chica subió de manera voluntaria al auto, en donde posteriormente fue llevada al lugar en donde fue violada. Es decir, está suponiendo que el abuso fue consentido. Subir a un auto con alguien que conocía no significaba ningún consentimiento para una violación. Las estadísticas señalan que en el 80% de los casos el violador es conocido por la víctima, esta es la situación de Daphne. Eso habría que ponérselo en las narices al señor Capitaine.
¿Puede justificar la manera de vestir de alguna chica, que sea violada? Por supuesto que no. Sin embargo, ese es uno de los elementos argumentados por los abusadores. “Ella me provocó por vestir con faldas cortas”, es una falacia muy escuchada en los juzgados.
Es una situación recurrente que no sólo sucede en México, sino prácticamente todo el mundo. En el excelente texto publicado por El Telégrafo, de Ecuador, titulado “La escritora que murió por puta”, se hace referencia a este grave problema:
“El cuerpo de María Fernanda Ampuero, la libertina escritora ecuatoriana, famosa por sus textos indecentes y su vida disipada, ha sido hallado esta madrugada envuelto en fundas plásticas negras en la playa de Montañita, en el mismo sitio donde una vez, según cuentan varios testigos, pretendió tomar el sol topless y fue reprendida por la Autoridad Competente por “conducta inmoral”. El cadáver de la autora guayaquileña presentaba un golpe mortal en la cabeza, presuntamente consentido porque se la vio bailar con el agresor, y mostraba claros indicios de violación, presuntamente consentida porque la muerta llevaba bikini”.
“Todo parece indicar que el lamentable, pero comprensible suceso, dado el liberal estilo de vida de la occisa —viajaba sola, sonreía, bebía alcohol— se dio “por su culpa, por su culpa, por su gran culpa”, informan Redes Sociales”.
“La mujer era, según las palabras de varios especialistas en Conductas Impropias para una Damita, CID, una víctima propiciatoria, es decir un sujeto de sexo femenino que asume un alto riesgo y propicia lo que vendría siendo el crimen contra su persona. En otras palabras, moviliza al violador o al asesino contra sí misma. Es su propia verduga”. www.eltelegrafo.com.ec).
El machismo de violadores que hace víctimas argumentando que es la propia mujer la que propicia el incalificable acto.
INTIMIDACIÓN EN REDES SOCIALES
En internet, en los últimos días apareció un folleto en el que se aconsejaba a las mujeres no vestir “de manera inapropiada” para no alentar las violaciones. En el texto se señala como encabezado “Prevenir una violación depende de ti”.
Con fotos de modelos, se subraya que ropa deben vestir las mujeres y cuál no. Por ejemplo. La “guía” dice que la ropa para las mujeres no debe ser ajustada, el largo de las blusas deben cubrir las partes íntimas y llegar a la rodilla. Los escotes y las blusas sin mangas están prohibidas así como las faldas debajo de las rodillas.
Advierte a los hombres que “para no ser un violador”, la ropa no debe ser ajustada al cuerpo, las camisas deben tener mangas y estar pegadas. Pantalones ajustados no tienen cabida y no pueden estar rotos.
En la gráfica se copió el logotipo de la Pastoral Educativa del Arzobispado de México, situación que fue desmentida. Posteriormente, algunos miembros de la Iglesia Cristiana aclararon que en realidad se trataba de fotos de las recomendaciones que se hacen a los creyentes para asistir a los oficios religiosos.
Es decir, se trataba de un tema por completo diferente, empleado para crear una mala imagen del Arzobispado, por un lado, pero que deja ver una actitud intimidatoria de quien o quienes emitieron esos mensajes en las redes.
Sin embargo, han sido frecuentes los señalamientos de personalidades eclesiásticas, acerca de la manera de vestir de las mujeres, con faldas cortas o talles y escotes pronunciados, que son considerados como indecentes y provocativos para el clero.
Para la periodista, Ana Laura Santos, el texto y fotos difundido en redes, acerca de cómo deben vestir las mujeres para evitar una violación, sólo es un pretexto absurdo que da una herramienta a muchos hombres para que puedan violar sexualmente sin culpabilidad.
Comenta que la mujer violada es victimizada en varias ocasiones, cuando es objeto del abuso y después de diversas maneras. Recordó que incluso se llega al extremo de casar a la víctima con su violador, como una pretendida reparación del daño, lo cual es una aberración. Recuerda que en naciones musulmanas, incluso legalmente existe la lapidación de las mujeres que son violadas, porque se les considera hasta adúlteras.
Hace referencia a la misoginia, prevaleciente en México y recuerda un caso que ella sufrió en carne propia. En alguna ocasión, tuvo un incidente menor de tránsito con un automovilista hombre que conducía su vehículo en sentido contrario, acompañado de un niño y un adolescente, posiblemente sus hijos.
El hombre reclamaba a la periodista que hiciera a un lado su auto, a pesar de que él manejaba en sentido contrario. En un momento determinado el tipo gritó: “¡¡¡por eso luego las violan!!!”, mientras los jovencillos reían, como si se tratara de algo que aplaudir.
Y recuerda dos casos; el primero el de la periodista Andrea Noel, a quien un sujeto le bajó la ropa interior, cuando caminaba por la colonia Condesa y, el segundo, el de la llamada #Lady100 pesos, Daniela Lorena Aguirre, una jovencita que conducía en estado de ebriedad y que trató de comprar a policías que la detuvieron en León, Guanajuato, a quienes ofrecía una “mordida” de 100 pesos.
Ana Laura señala que la misoginia en las redes sociales fue evidente en estos dos casos, en el primero, Andrea tuvo que salir de México por las amenazas que sufrió por denunciar ese acto, mientras que, en el segundo, la jovencita ebria fue elogiada en su sitio de Facebook, porque en el video en el que se observa ebria, mostraba las piernas y los senos.
“La redes sociales contribuyen en las agresiones contra las mujeres y se han convertido en un arma muy cobarde para agredir a quien denuncia el machismo”, reflexiona.
Vaya que tiene razón.