
Semana Santa: Reparar, restaurar, restituir/Felipe de J. Monroy
Sectas del ‘coaching coercitivo’/Primera parte
Llegaron a México hace aproximadamente ocho años, en su mayor parte son argentinos y chilenos que ofrecen cursos de superación personal para que los asistentes puedan “romper” sus barreras individuales que les impiden lograr metas personales y de negocios. Es un entrenamiento para que «logren todos sus sueños». Sin embargo, sus métodos son agresivos, de «quiebre emocional» de sus clientes para romper sus voluntades y que quienes toman estos entrenamientos se conviertan en víctimas de una estafa. Se trata del «coaching coercitivo».
Por los menos 400 personas se encuentran acostados con los ojos cerrados en el piso de un gran salón, oscuro y con temperatura baja. Los guías que tienen enfrente practican un ejercicio de regresión, para que los asistentes recuerden su época de niños, o incluso de bebés, y digan a sus madres todo lo que no han podido o no pudieron decirles. Se escuchan llantos y, en ocasiones, gritos.
Existe una mixtura de emociones. Hay quienes maldicen a su madre, en el momento de recordarla. «Tú nunca me quisiste», se escucha que repite una voz con tono evidentemente lastimero. Otros dicen palabras cariñosas. Los rostros de algunos se bañan de lágrimas, sin que puedan musitar siquiera una palabra.
Son centenares de personas, hombres y mujeres, de todas las edades, y diversas profesiones o actividades. Algunos de los asistentes no soportan el ejercicio y abren los ojos. «Si no tienes la fuerza para hacerlo te puedes largar», se oye gritar a uno de los guías que se encuentran al frente de ese gran salón.
Para algunos asistentes la experiencia ha sido traumatizante y dejan el sitio. «Vean aquellos que abandonan nunca tendrán éxito», repite un guía a la multitud, mientras señala con el índice a los que salen, visiblemente molestos.
Lo incomprensible del caso, es que no se trataba de alguna catarsis colectiva como parte de un tratamiento psicológico, sino de un «curso» de desarrollo humano para supuestamente incrementar el potencial de liderazgo de los asistentes.
Un «curso» de 6 días en el que cada uno de los 400 asistentes pagó seis mil quinientos pesos por ser maltratado, vejado públicamente, en una estrategia encaminada a lograr el quiebre emocional de los asistentes, pero cómo estos «cursos» tienen continuidad el monto total puede ser hasta de 20 mil pesos en total.
En sola una jornada de 15 horas, de las 7 de la mañana a la una de la madrugada, los organizadores se habían metido a los bolsillos la no despreciable suma de 2 millones 600 mil pesos.
Uno de los asistentes señala que su intención de asistir al seminario, era fortalecer su liderazgo empresarial para emplearlo en el incremento de las ventas de sus productos.
Relata que, sin embargo, se encontró con algo muy diferente a lo que esperaba. Acudió a un salón en donde comúnmente se realizan ferias y exposiciones. El lugar estaba oscuro, con el aire acondicionado a todo lo que daba. Se les prohibía a los asistentes hablar entre ellos, comer o beber agua, de manera incomprensible.
Todas las reglas eran fijadas por «guías», muchachos jóvenes que sometían emocionalmente a los asistentes, que se burlaban de ellos y hacían escarnio de ellos con el menor pretexto.
Quienes tomaban el curso estaban sometidos, aislados y con la voluntad quebrada: idénticos mecanismos que usan las sectas para manipular el comportamiento de los asistentes. Las personas que habían invitado al asistente al evento, que narró su experiencia, lo fueron a dejar al salón por la mañana y lo recogieron por la noche; para garantizar el control sobre él, táctica similar a las usadas por las sectas
Les «venden» la idea de que sólo quienes toman todos los niveles de estos cursos se pueden graduar, claro mediante el pago de 20 mil pesos de manera individual, con lo cual se podrán sentir todos unos triunfadores, porque cumplieron con el plan trazado, pero siempre y cuando consigan a otras 6 personas que tomen el curso. La ceremonia de «graduación», consiste en un viaje al estado de Morelos, en un autobús con las ventanillas tapadas con cartulinas negras, para reforzar el aislamiento, para acudir a un evento en donde serán sometidos a otro tipo de tratos por demás humillantes
Todos los participantes son llevadas a los cursos por los egresados, a quienes se les impone la meta de “enrolar” a seis personas como requisito para conseguir el nombramiento de “líder”.
En México se tienen identificadas por lo menos 6 empresas que ofrecen estos entrenamientos: World Works México, Mexworks, Ontología en Acción, Life Center, Desafío México y Grupo México Humano.
El primer antecedente de estas prácticas data de 1962 cuando el clérigo de origen británico creó en Estados Unidos el programa denominado Mind Dynamics.
Ese programa usaba las siguientes técnicas: salones sin ventanas, sesiones nocturnas que concluían en la madrugada para generar agotamiento mental, temperaturas frías para evitar que los participantes se durmieran, varios días seguidos de actividades para reducir “defensas mentales”, “quiebre emocional” y “regresiones mentales” para que los participantes “se autoanalizaran”.
Quien le dio mayor forma a estos entrenamientos fue el estadounidense Jack Rosemberg, al crear a principios de los setentas la empresa Landmark Edcation. Luego John Hanley imitó el modelo y creó en 1974 Lifesrping. Aquí inició el surgimiento de este sistema en América Latina ya que el argentino Gabriel Nossovitch participó en esos cursos, y viajó después a Argentina a finales de los noventa para replicarlos.
Los seminarios de «coaching vivenciales, como se llaman a si mismos se presentan como una experiencia que supera las terapias convencionales. Pretenden superar en unos cuantos días, traumas que tengan algunas personas y que les impide alcanzar sus metas y se supone que esto sería un tratamiento de vanguardia: nada más alejado de la realidad, ya que se trata sólo de un mecanismo lucrativo para los organizadores.
Muchos participantes en este tipo de cursos se sienten durante días disminuidos en su voluntad, como efecto del tratamiento de que fueron objeto. Sin embargo, existe un vacío legal en cuanto a que autoridades acudir para denunciar este tipo de maltrato, que además se da de manera voluntaria para las mismas autoridades.
En tanto las sectas del «coaching coercitivo», siguen avanzando en nuestro país. Aprovechan el interés legítimo de muchos mexicanos de tratar de superarse con cursos de desarrollo humano. Si usted está interesado en elevar su potencial individual, averigüe las técnicas que emplean dichas empresas, antes de caer en manos de este tipo de grupos que emplean métodos éticamente cuestionables y que le pueden ocasionar graves daños no sólo a su bolsillo, sino a su psique.
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