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Libros de ayer y hoy
Democracia a la mexicana: barril sin fondo
La democracia sale cara, muy cara a los mexicanos, tanto que el Instituto Nacional Electoral (INE) gastará más de 18 mil 572 millones de pesos, 4 por ciento más que en 2012 (17 mil 900), en las elecciones de junio venidero. Esos miles de millones pueden verse como un despilfarro si se tiene en cuenta que los políticos y los partidos suelen ocupar los últimos lugares cuando se pregunta a la gente sobre cómo califica su trabajo.
Todos los pesos y centavos salen del presupuesto de gobierno, que los saca del gasto de los ciudadanos, vía impuestos. El gasto que resulta insultante en un país como México con más de la mitad de su población en pobreza y varios millones en condiciones de miseria. Pero no hay entre la clase política ningún partido, ni viejo ni nuevo, decidido a reducir las escandalosas bolsas que se auto entregan año con año.
Los salarios de la alta burocracia, dirigentes de partidos, funcionarios de INE y demás instituciones electorales son de más de cinco ceros, es decir de 100 mil pesos en adelante, los diputados y senadores no se quedan atrás, además todos gozan de dietas, dinero para misiones especiales, que en algunos casos incluyen sus vestimentas y desde luego comidas “de trabajo”. Por eso, no dudan obteniendo millonarias sumas de los bolsillos de “Juan Pueblo”.
Un refrán dice que el dinero sirve para hacer política y la política para hacer dinero, claro que es sólo para los funcionarios de partido e instituciones, que más allá de cuidar su cheque poco tienen de qué preocuparse. Además del dinero que entrega el INE a los partidos, éstos reciben donaciones no siempre transparentes de particulares, la gran mayoría de ellos ligada por intereses económicos o de grupo con candidatos y partidos. Es decir, que los dueños del dinero invierten en los políticos que a la larga los beneficiarán.
El dinero en las campañas corre como ríos en tiempos de tormenta, salvajemente, algo se queda en manos de la gente, a esa a la cual los políticos llevan despensas, láminas, playeras, gorras y otros miserables “regalos” a cambio del voto. No hay leyes que frenen esa desconsiderada forma de compra de voluntades. La pobreza es tal que por unos cuantos pesos se pueden tener apoyos incondicionales.
En época electoral para los políticos es temporada de caza, de la caza del voto. Disparan discursos por doquier, pero desde hace mucho perdieron efectividad, ahora con millones y millones de mensajes tratan de ganar las simpatías de la gente, pero una encuesta de Gabinete de Comunicación Estratégica deja ver que no modifican la intención de voto de las personas. Los ríos de dinero llevan agua a los campos de muchos empresarios, impresores, textileros, vendedores de plumas, camisetas y demás chucherías electorales, pero a la gente no le toca nada en efectivo, solo unos cuantos artículos de mala calidad y alimentos básicos, además de las promesas que muy pocas veces se traducen en beneficios reales para los votantes.
Hojas extraviadas
Un viejo informe recuerda que hace ya varias décadas un diputado español que visitó al naciente INE comentó con la prensa hispana que le sorprendió el sistema electoral mexicano, que tenía tomos y tomos de reglas y reglas. Todo para ahuyentar al fantasma de la corrupción electoral. Del IFE se pasa al INE y los funcionarios cambian, las reglas siguen siendo tantas y en tantos tomos que parece que la democracia mexicana aunque muy cara a la hora de financiarla es barata, sin compromiso de los partidos de respetarla sin más ley que la decencia olvidada por la sociedad.