Poder y dinero
Mariguana libre para quien quiera…
La Suprema Corte tiene todo un paquete social ante si con el debate sobre la legalización del uso de la mariguana con fines recreativos o médicos. Las encuestas dejan ver que la sociedad mexicanas tiene diferentes enfoques sobre el consumo de mota, una buena parte entreabre las puertas al empleo libre de la cannabis como remedio o alivio de algunos males, pero la mayoría no está de acuerdo en que cada quien cultive y queme a su antojo. Los miedos, aunque no son dominantes de la escena, pesan mucho.
Hay quienes piensan que con la legalización llegan oleadas de mariguanos a calles y plazas, lo que no ha sucedido ni de lejos en ciudades o países donde se dio luz verde al consumo de mariguana libremente. También hay quienes piensan que para comprar un “churro” o un “carrujo” algunos mexicanos saldrán a robar lo que se les atraviese para “pagar su vicio”. Esto no suele ocurrir, como lo demuestra que no haya alcohólicos que asalten masivamente o tabacómanos que saqueen tiendas para financiar sus adicciones.
Los miedos en todo caso son respetables, pero hay que pensar que los más vienen de mitos o situaciones creadas por la ley. Desde siempre en muchos escenarios sociales se asocia a la gente que fuma mariguana con la maldad, asunto sobre lo que no hay nada científicamente escrito, es común que se hable del mariguano como alguien alocado y violento, pero –si bien puede haber excepciones- es solo parte de la leyenda urbana. Y sin duda las peores cosas que se dicen de la mariguana y quienes la consumen se asocian con el hecho que la ley la mantienen en el lado oscuro.
Los consumidores de mariguana están expuestos a todo tipo de acciones siniestras, tienen que comprar la mariguana con narcomenudistas, estos sí delincuentes. Además enfrentan el riesgo de caer en manos de policías corruptos que los extorsionan hasta el cansancio. Además, socialmente mucha gente ve a quien fuma mariguana o la usa recreativamente en otras formas como una persona de la que hay que alejarse porque es un peligro, algo que no tiene nada que ver con la mota sino en última instancia con quien la consume, como es el caso de los que toman alcohol y en ocasiones pierden los estribos.
Quizá la gente que se opone a que la Corte abra las puertas al libre uso de la mariguana no tiene en cuenta la gran cantidad de personas que caen ante la Justicia por darse un toque, ponerse grifos o pachecos, sin ser delincuentes, sino adictos a una yerba sobre cuyos efectos la ciencia ha determinado que es menos dañina que el tabaco o el alcohol, aunque hay corrientes que señalan que básicamente son iguales. Despenalizar la mota puede ser la llave para que sus consumidores sean ciudadanos plenos, sobre los que no pese la sombra de la delincuencia…
Hojas extraviadas
Los diarios de meses y años pasados incluyen notas sobre la legalización regulada de la mariguana en Holanda, Uruguay, Estados Unidos, además dan cuenta que el uso de esta yerba es bastante tolerado en lugares como España, Gran Bretaña e Italia, y puede decirse que incluso en México. En ninguna parte ha explotado una consumo desmesurado de la adicción de la mariguana, socialmente puede decirse que nada cambió en el escenario general, pero seguramente sí la vida de los consumidores que de la ilegalidad pasaron a la legalidad con el apoyo de la Justicia, que importa y mucho.
El caso de México es especial, hay que tener en cuenta que Estados Unidos en un gran mercado, muy atractivo ahora que se puede vender y consumir libremente en varios estados de la Unión Americana y seguramente es un pastel del que el crimen organizado quiere una gran rebanada. A una potencial legalización para el uso medicinal o recreativo de la mariguana debe seguir una clara y precisa legislación que permita el auto cultivo y algunas formas de intercambio o regalo, e incluso la comercialización de la mota, pero sin que los criminales puedan manejar el negocio desde la oscuridad. En todo caso la sociedad vive nuevos días, ojalá que gobernantes, legisladores y magistrados puedan entender el momento y tomar las mejores decisiones para hacer de la mexicana una sociedad moderna, al menos en este campo.