Itinerario político/Ricardo Alemán
Escandalosa recaptura de “El Chapo”
Los estrategas de la comunicación oficial fallaron una vez más y dejaron escapar la oportunidad de mostrar que el gobierno cumplía realmente una misión al recapturar a Joaquín “El Chapo” Guzmán”, que se les escapó por entre los huecos de la corrupción y la indolencia de los encargados de cuidarlo, pero no de tratarlo bien sino de mantenerlo en prisión. La escandalosa presentación de la fuga causó mucho daño al gobierno, pero en su gabinete de prensa no se aprendió nada.
Con la recaptura, que ponía todo sobre la mesa para presumir, contar una historia verdadera que sin más que la verdad pudiera dejar en claro que un equipo bien entrenado de hombres expertos en seguridad y los sistemas de inteligencias, quizá los propios y externos, no dejaron ni a sol ni sombra al capo de las drogas. Se trataba de dar a la prensa todos y cada uno de los elementos ciertos, que no pusieran en peligro el proceso contra “El Chapo” de una manera coherente, creíble.
Sin la buena costumbre de comunicar con compromiso social, comenzaron las filtraciones, los desatinos, la confusión, las dobles versiones, que dieron lugar a una primera y justificada critica en las redes sociales, que comenzaron también a levantar todo tipo de ideas por más increíbles e interesadas que pareciesen. Hubo quienes hablaron de que no había recaptura, que no era Guzmán y más aún que todo era una cortina de humo para ocultar la caída del peso ante el dólar, que por cierto era inocultable a todas luces.
Con la mala costumbre de privilegiar a un medio y dar la información democráticamente a todos y dejar que cada uno haga su mejor trabajo. El gobierno se mostró como guía de turistas de su conductor favorito y colocó al resto de la prensa en desventaja, pues llagaban tarde a una escena del crimen preparada para una sola estrella.
Lo peor estaba por venir, cuando los estrategas decidieron dejar atrás la noticia sin haberla explotado. No entendieron cuánto valor podría alcanzar la recaptura de “El Chapo” en el mercado de la credibilidad y, de hecho, con las filtraciones, despojaron al presidente de la posibilidad de poner a su gobierno como gran actor de la historia.
Al coquetear, primero, con la filtración de la cita del actor Sean Pen y la actriz Kate del Castillo con “El Chapo”, los arquitectos de la comunicación social oficial decidieron edificar un castillo de naipes. Espectacular idea que solo iba a conducir al escándalo, tanto como el mal manejo de la potencial extradición.
La bola de nieve no paró y se llevó la posibilidad de hacer de la detención de Joaquín Guzmán el pilar de confianza restaurada del gobierno en la batalla contra la impunidad y catapulta de una imagen presidencial decidida a dar las mejores batallas contra los malos en cualquiera de los terrenos, como lo demostraba que los marinos trabajan incansables hasta ponerlo detrás de las rejas nuevamente.
No paso así, el escándalo ganó la nota y la noticia se convirtió en parte del mismo escándalo y no fortaleció al gobierno, a pesar que la gente mayoritariamente reconoció el valor de la acción. Ni hablar, se perdió una oportunidad más de comunicar al pueblo con sentido social y no con interés particular en jugar con la verdad que debe conocer el pueblo de primera mano, la del gobierno.
Hojas extraviadas
Las redes sociales recogieron muchas ideas, la mayoría mala e incluso perversa, sobre la recaptura de “El Chapo” sin respuestas convincentes del gobierno. Una de ellas fue que se trataba de una cortina de humo para ocultar la caída del peso ante el dólar, nada más equivocado, pues este fenómeno atado al derrumbe de los precios del petróleo y los ajustes bárbaros en los mercados chinos de divisas son inevitablemente visibles.
Las viejas hojas de diarios y revistas que han trabajado el caso de Guzmán dejan ver que sí se alzó una cortina de humo con el escándalo que ha seguido a la recaptura y ha servido para que la gente no vea con claridad la ineficacia de los altos funcionarios involucrados en el caso, sobre todo los que le dejaron ir. Y más aún poner a la sombra su incapacidad.