La nueva naturaleza del episcopado mexicano
La soledad del ciudadano
Es imposible escapar al intenso bombardeo político, las campañas electorales atormentan al ciudadano en todos los puntos de México, no hay manera de escapar a la propaganda radiofónica o televisiva, ni forma de no saber de los escándalos que alimentan las campañas de prácticamente todos los partidos. La batalla por el voto de los mexicanos es con todas las armas al alcance de la mente de los publicistas o difamadores, poca diferencia parece haber entre uno y otro. Pero algunas cosas que los estrategas de la política parecen haber olvidado son la propuesta directa y sencilla, los principios de honestidad y compromiso y más aún la identificación con el potencial elector. En este mar de tormentas políticas, el ciudadano está solo y su alma, con su voto en la mano y sin quién lo enamore con propuestas que algún día sean parte de su realidad democrática.
Basta pasar unas horas frente a la televisión o con el oído puesto en la radio para darse cuenta que la imaginación de los propagandistas de los partidos se van a las campañas negras o negativas, lo cual no es del todo malo, pero más allá del ataque y la condena el mensaje está vació. Las acusaciones sobre corrupción y abuso del poder pueden ser endilgadas a cualquier partido, de todos han salido autoridades corruptas y que abusan del poder. Basta echar un ojo a la historia del PRI para escribir libros y libros que serían manuales de los malos hábitos, pero esos vicios no son exclusivos, el PAN tienen sus propios esqueletos en el closet, algunos de sus hombres han hecho del tráfico de influencias y abuso del poder una costumbre nada recomendable. Y el PRD en unos cuantos años de gobierno borró toda idea de buena conducta, con mirar como campea la corrupción en las delegaciones y no olvidar qué han hecho sus gobiernos en Michoacán y Guerrero para saber que la anti corrupción no es lo suyo.
La tercia de los partidos “grandes” no son los únicos que no valoran la memoria e inteligencia del ciudadano, Morena tiene como estandarte casi religioso la denuncia de “la mafia en el poder”, se olvida que su principal dirigente salió de las filas del PRI cuando era el poder casi absoluto y que varias de sus mejores cartas también formaron parte de esos clanes que denuncia. Ninguno fue sometido a juicio y declarado no culpable, pero se presumen y se exhiben inocentes. Verde, PT, Movimiento ciudadano y los nuevos partiditos ignoran al ciudadano de pie. Le prometen casi el paraíso y hacen propaganda con supuestas promesas cumplidas, pero la sociedad vive a diario escasez de medicinas, inseguridad en las calles, carencia de trabajos, desdén de los poderosos y el desprecio, con sus campañas, de los partidos políticos.
Hojas extraviadas
Los reportes de algunas encuestas dejan ver que los mexicanos no quieren a los políticos, ven con desconfianza a los partidos y no aprueban a la mayoría de los gobiernos. Son muchas las razones, pero quizá en el fondo de todo está el hecho que no sienten ni están representados por una clase política que tiene a la sociedad como carne de cañón, como masa ignorante de la que echa mano elección tras elección. Algunas encuestas dejan ver que más de la mitad de los mexicanos no están interesados en la política y por qué tendría que ser diferente, si la política cercana a la ciudadanía no existe y partidos y gobernantes quieren convencerla que con figurar en los discursos mentirosos basta y sobra para tenerla quieta. Por eso es que el ciudadano está solo, en una soledad que debe ser aprovechada para pensar cuánto vale la pena ir a las urnas y tachar la boleta en favor de uno u otro.