
Poder y dinero
Batalla entre conservadores…
Los sueños de poder de Andrés Manuel López Obrador se van complicando, su idea que las candidaturas independientes son una jugada más de “la mafia del poder” en su contra, dejan ver que por primera vez siente que el sueño puede terminar en pesadilla. Las encuestas lo tienen como el cosechador del voto de la inconformidad social, es un hábil manipulador del descontento, que no duda en echar mano de cualquier cosa: denuncias, tragedia o división de organizaciones para pescar para su causa. Pero no todo es felicidad.
A tres años de las elecciones presidenciales, López Obrador parecía seguro y confiado en los números de las encuestas, a las que cuando le muestran datos contrarios a sus sueños manda al diablo. Los desatinos del gobierno, aprovechados igualmente por grupos de poder de izquierda (radical) y derecha (económica) le dieron combustible, quedó a la vista de mucho como la gran esperanza.
Los restos de los partidos Acción Nacional y de la Revolución Democrática enredados en luchas internas destructivas y sin líderes verdaderos caminan hacia el abismo. En el PAN la figura de Margarita Zavala luce fuerte, indican la encuestas, pero al final no es una carta de alto impacto y no parece capaz de lograr conquistas más allá del voto de conservador, su fe le impone duros candados, como al propio y conservador también Andrés Manuel López Obrador.
El PRD está en ruinas, y en el PRI o el entorno presidencial los precandidatos no parecen políticos que vayan a crecer, los problemas en la economía, la inseguridad campante y la educación extraviada no favorecen a los potenciales delfines presidenciales. La imagen de los herederos no crece, no dan muestras de liderazgo ni capacidad de enfrentar los problemas que prefigura el horizonte. Nadie sabe si el presidente del PRI realmente no será el caballo negro de los Pinos.
Toda la escena política nacional parecería ideal para López Obrador, pero llegó muy temprano a un techo muy alto en las encuestas y a partir de ahora los logros de Morena, serán su mejor arma para cumplir su único sueño: llegar al poder presidencial. Los operadores de López Obrador en Morena deben decidir si mantienen la intolerancia de su líder, que condena al infierno de “la mafia del poder” a todo el que no está con él o ser un partido que acepta que haya adversarios y no enemigos, grupos o partidos con los que debe pactar.
El lopezobradorismo ha sido hasta hora de blanco y negro, buenos (sus fieles) y malos (todo aquel que siga las palabras del pastor). En cualquier caso algo perderán, si se van por la intransigencia y la ruta única del iluminado, dejarán en ese camino a ciudadanos moderados que les apoyan y jamás se acercarán a los que ahora no les ven como opción. Pero si negocian perderán a los mexicanos moderados que tienen como bandera única la no negociación y la nueva patria que promete Andrés Manuel.
Andrés Manuel López Obrador reaccionó fuerte, muy fuerte, contra Jaime Rodríguez “El Bronco”, porque ve en él la construcción de un candidato capaz de disputarle el voto de buena parte de los inconformes. Apoyado por el gran capital y buena parte de los politólogos conservadores, “El Bronco” parece también enfilado a la disputa por Los Pinos en el 18, y con la experiencia de haber ganado en Nuevo León, puede tener las armas para contrarrestar, al menos en el norte de México, el populismo radical conservador de López Obrador, y sus armas son parecidas, denuncias sobre el modelo corrupto que los llevó a ser lo que son. Se avecina una lucha entre hermanos conservadores pero que no habitan en la misma casa…
Hojas extraviadas
El discurso de los padres de Ayotzinapa, y de los titiriteros que mueven los hilos de su movimiento, al cumplirse un año de la tragedia de Iguala desveló sus verdaderos intereses: ser la nueva plataforma de la vieja guerrilla mexicana por una vía diferente, la batalla en las urnas. Fieles a sus amos clandestinos de movimientos subversivos como EPR, ERPI y demás siglas de grupos armados ultras, los “ayotzinapos” van por la creación del Partido de los Pobres, el ideal del guerrillero Lucio Cabañas que hace décadas fracasó en su intención de llevar a Guerrero a la insurrección.
La pobreza y malos gobiernos han creado y recreado el caldo de cultivo ideal para la aparición de guerrillas y grupos ultra, en las sombras han sobrevivido con sus malas artes delictivas. Ahora parecen querer salir a la luz, lanzarse a la calle para intentar su viejo ideal, que comparten con otros alzados como el subcomandante Marcos: la insurrección nacional. Si los radicales de izquierda consiguen armar su Frankenstein político, su primera víctima pude ser Andrés Manuel López Obrador, con quien tendrían que disputar el voto de los pobres y el de los indignados de izquierda o confundidos conservadores. Por lo pronto, ya parecen tener a su lado a líderes de la CNTE y el SME, de la primera López Obrador quiere ser aliado electoral al menos en Oaxaca y con el segundo le unen lazos fraternos desde hace mucho.
Extrañamente, el anuncio del Partido de los Pobres no causó reacción de AMLO, que golpeó a otro de los que buscan el voto inconforme, Jaime Rodríguez “El Bronco”.
Los radicales por la derecha y la izquierda quieren el poder, pero quizá las batallas entre ellos estén por librarse y habrá que ver si hay sobrevivientes fuertes para batallar contra los partidos tradicionales en la guerra por Los Pinos.