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Escenario político
Brújula perdida de política
A un mes de las elecciones intermedias, las campañas que llaman a votar son incontables, los partidos intercambian acusaciones y muchos de sus candidatos son tocados por escándalos. Los spots de radio y televisión carecen en su inmensa mayoría de propuestas de fondo y, las más de las veces, no pasan de simples acusaciones sobre lo mal que los trata en democracia su adversario. La propaganda que busca votos en términos generales es mala, no convence a la gente, ni siquiera la de los encargados de organizar las elecciones y garantizar su apego a la ley. Los anuncios del INE que piden a los ciudadanos que voten se ven falsos, mal actuados y los de los tribunales son como llamadas a misa: piden a la gente fe, cuando en la arena política lo que impera es la denuncia o el ataque vil.
La propaganda del Instituto Nacional Electoral es como un muestrario de lo satisfechos que estarían los ciudadanos con las elecciones, lo orgullosos que están de su participación, ya sea como funcionarios o votantes, mientras que los tribunales sostienen que los comicios estarán protegidos legalmente. Pareciera que en México la democracia no enfrenta problemas y que es de las más participativas del mundo, pero cuando se espera un abstencionismo cercano al 60 por ciento y existe la amenaza de grupos radicales (políticos o criminales) de entorpecer las votaciones, todos los mexicanos, instituciones y ciudadanos deberían darse la mano y defender la democracia en riesgo.
Las elecciones del 7 de junio se darán en un escenario complejo y potencialmente explosivo, con un telón de fondo de desconfianza ciudadana. Una encuesta de Gabinete de Comunicación Estratégica mostró dos meses atrás que los ciudadanos no están conformes con los funcionarios electos ni con los gobernantes. Es decir con el resultado de sus sufragios. La desconfianza en los diputados es compartida por 63 de cada cien mexicanos, a los senadores no les da crédito alguno 60 de cada ciento de ciudadanos. Y de los servidores públicos en general desconfían 40 por ciento de la gente. Sin tener en cuenta esto, partidos e instituciones electorales salen y piden a la gente que vote.
Sin duda el 7 de junio el duelo será entre los votantes y abstencionistas. Habrá muchas opciones y pueden ser demasiadas si la gente decide abstenerse y mantener su desconfianza en diputados, que nada han hecho realmente por conquistar a sus electores, y las autoridades que no encuentran el modo de llegarle a la gente, de hacerla sentir que son parte interesada y que están del lado de los ciudadanos y no de los intereses políticos de cada uno de los partidos o del sistema de partidos que no convence…
Hojas extraviadas
Al revisar algunos textos se revelan ciertos datos que nos dan cuenta de que la sociedad mexicana vive una etapa de crisis de confianza, no hay otra forma de entender que 72.2% de los ciudadanos haya dicho a GCE que en quien más confía es en la familia, solo una cuarta parte de la gente (24.5%) mete la mano al fuego por los amigos y 13.5% por los compañeros de trabajo. La desconfianza es profunda, 23.1% no da crédito alguno a los vecinos. Es cierto que la familia goza de mucha confianza del mexicano, que fuera de ese círculo está muy solo y desamparado.