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SAO PAULO, BRASIL, 5 jun de junio de 2014.- A una semana de que inicie el Campeonato Mundial de Futbol continúan las protestas en este país por el millonario gasto en estadios en lugar de mejorar la calidad de vida de los brasileños, así como los servicios públicos. Por un lado la Iglesia Católica empezó a distribuir un folleto con forma de tarjeta roja donde instó al gobierno a respetar el derecho de la gente a manifestarse contra el torneo, mientras que trabajadores del metro de Sao Paulo iniciaron una huelga indefinida este jueves e interrumpieron los recorridos de tres de las cinco líneas del tren subterráneo de la ciudad brasileña, dejando varados a millones de pasajeros, reportó la agencia Reuters
En la “tarjeta roja” distribuida esta semana en iglesias y parroquias del país con más católicos del mundo –casi el 60% de su opoblación–, la Conferencia de Obispos de Brasil afirmna que “la Iglesia quiere contribuir al debate público y expresar su preocupación con (…) la inversión de prioridades para el dinero público, que debería servir prioritariamente para la salud, la educación, el saneamiento básico, el transporte y la seguridad», dijo.
Con ese mensaje, la Iglesia se suma a brasileños que durante el último año han salido esporádicamente a la calle a protestar por el gasto en los estadios, considerados símbolos de derroche y corrupción.
En el folleto, la Iglesia critica a los organizadores del Mundial por desalojar a personas pobres de las cercanías de los estadios, ignorar las leyes ambientales y entregar el deporte a «las grandes corporaciones» y pide a las autoridades brasileñas que combatan la explotación sexual durante el evento, que atraería a unos 800.000 hinchas extranjeros a Brasil.
Aunado a la protesta de la Ingelsia brasileña, las huelgas en sectores como el transporte público y la policía han sido comunes en Brasil en el último tiempo, en momentos en que los trabajadores utilizan el evento para presionar por mayores salarios y beneficios.
Este jueves, algunos pasajeros frustrados rompieron las puertas de un tren y caminaron por las vías de la paralizada estación de Itaquera al ver interrumpidos sus viajes al trabajo. La estación, que transportará a miles de aficionados al estadio Arena Corinthians para el partido inaugural del Mundial el 12 de junio entre Brasil y Croacia, operaba normalmente a media mañana.
La televisión local mostró a trabajadores del este de Sao Paulo, el área más pobre de la ciudad más grande de Sudamérica, regresando a casa después de que no encontraran forma de llegar a su empleo. Más de cuatro millones de pasajeros se quedaron sin transporte.
El tráfico estaba más congestionado que de costumbre en el centro de negocios de Brasil, aunque el problema era menos grave que hace una semana, cuando una huelga de autobuses que se extendió por dos días tomó por sorpresa a la ciudad.
Varios nuevos proyectos de transporte público prometidos para la Copa del Mundo no se han iniciado y otros están sin terminar, lo que ha causado un malestar generalizado y han perjudicado la popularidad de la presidenta Dilma Rousseff antes de las elecciones de octubre.
Se espera que las negociaciones salariales de los trabajadores en huelga del metro se reanuden el jueves más tarde.