Defiende Sheinbaum desaparición del INAI y otros 6 organismos autónomos
MÉXICO, DF, 5 de enero de 2015.-El presidente Enrique Peña Nieto viajará esta tarde a Estados Unidos para realizar una visita oficial a Washington donde se reunirá con su homólogo, Barack Obama, con quien dialogará sobre migración, justicia, comercio, educación, temas fronterizos y seguridad, incluyendo la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
La salida desde el hangar presidencial está programada a las 15:00 horas de este lunes.
Durante este viaje, Peña Nieto intentará convencer a su homólogo estadounidense de aceptar la matrícula consular como documento para que los inmigrantes demuestren que tienen más de cinco años de estancia en ese país, así como la nacionalidad de sus hijos y aspirar con ello a su regularización.
La agenda que discutirán Peña Nieto y Obama, afirmó Sergio Alcocer, subsecretario para América del Norte de la cancillería, se enfocará en la colaboración del país vecino del norte en las investigaciones en Ayotzinapa, el apoyo de México a la acción ejecutiva que la Casa Blanca anunció el 20 de noviembre, para suspender las deportaciones de indocumentados en los próximos tres años, y el reforzamiento de la cooperación en economía y educación.
En el marco de la reunión que los mandatarios mantendrán en privado, se efectuará un encuentro a nivel ministerial para trabajar en asuntos como ciencia y tecnología.
Peña Nieto irá acompañado por los secretarios de Relaciones Exteriores, José Antonio Meade; de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong; de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray Caso; de Economía, Ildelfonso Guajardo Villarreal y de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, además del procurador general de la República, Jesús Murillo Karam y el director general del Centro de Investigación y Seguridad Nacional, Eugenio Ímaz Gispert.
La visita del presidente Peña Nieto a la Casa Blanca será la segunda que realiza desde el mes de noviembre de 2012, cuando era presidente electo. En aquel entonces, el objetivo del encuentro fue el de dar un golpe de timón a las relaciones que desde el punto de vista del gobierno mexicano se habían concentrado en la lucha contra el narcotráfico.
A pesar de que el tema de seguridad y la lucha contra los carteles había quedado en un segundo plano en el inicio de la era Peña Nieto-Obama, la realidad que ha dejado al descubierto la violencia en Guerrero o Michoacán ha vuelto a dar un paso al frente en la relación bilateral.