Constancia de mayoría representa lucha de generaciones enteras: Brugada
CIUDAD DE MÉXICO, 15 de febrero de 2016.- Cajeros automáticos, entradas y pasillos del Metro o camiones son los espacios donde los policías capitalinos encuentran para dormir después de cada jornada por el operativo permanente por la visita del Papa Francisco a México, desde el 11 del presente mes.
Algunos elementos de la Secretaría de Seguridad Pública del DF (SSPDF), quienes piden el anonimato por temor a ser reprendidos, han revelado los malos tratos recibidos durante estos días, así como la extensión de sus jornadas de trabajo y el no poder consumir alimentos por al menos 12 horas.
Previo a la llegada del Santo Padre a la Ciudad de México, la SSPDF informó que los horarios de trabajo de los uniformados se ampliarían, ya que el operativo necesitaba el mayor número de elementos para cubrir las expectativas de seguridad.
Ante este anuncio, la jornada laboral de los policías se extendió a 24 horas de trabajo efectivo por 24 de descanso, cuando antes se cumplían 12 horas.
Sin embargo, para el día de descanso muchos de los policías no alcanzan a llegar a sus domicilios, por lo que la opción para dormir son los cajeros automáticos, pasillos y escaleras de las estaciones del Metro, para algunos afortunados pasan la noche en los camiones donde fueron trasladados.
Otros han optado por rentar habitaciones de hotel compartidas, es decir, que al menos siete u ocho uniformados juntan dinero para pagar estos cuartos y evitar el intenso frío de las madrugadas o que las cucarachas se les suban.
“Nos avisaron que los días pendientes, permisos y vacaciones quedaban suspendidos, porque se necesitaba personal para este operativo, pero nunca pensamos que fuera a ser tan cansado y poco humano”, relató un oficial que tiene a su cargo las vallas a las afueras de la Nunciatura Apostólica.
Quadratín México constató en el recorrido del Papa por el Ángel de la Independencia, tras su visita a Ecatepec, Estado de México; a los uniformados no se les permite comer o beber agua en horas de trabajo, hecho que ha generado un descontento general.
Un jefe de sección regañó y le quitó a un uniformado una lata de jugo que le había obsequiado personal de la Secretaría de Desarrollo Social del DF.
LA CARTA A ALMEIDA
“Hemos enviado una carta al secretario Hiram Almeida, para que conozca los abusos del segundo Inspector Ricardo Romero Espino, encargado de la Dirección del Sector Alameda, quien ha dado la orden de que los compañeros inicien su jornada a las 6:00 horas, sin descanso, sin alimentos, sin agua y sin asearse.
“Este señor nos asegura que por orden superior del Director General de Zona centro, el segundo inspector Miguel Basurto, con indicativo Cuauhtémoc, los elementos permanecerán en activo hasta el siguiente día, sin asearse y sin descanso hasta nuevo aviso”, se lee en una carta firmada por algunos policías y que entregarán este mismo lunes por la noche al titular de la SSP de la Ciudad de México.
Otro uniformado, quien fue colocado en una de las vallas del pasado domingo en la ruta de la Nunciatura hacia el Campo Marte, aseguró que está acuartelado desde el jueves 11 de febrero por la noche.
«Dormimos unas horas, donde se puede, y luego temprano tenemos que estar listos para los recorridos», confesó.
Otro elemento aseguró que se hace una cooperación entre siete u ocho compañeros más para rentar una habitación de hotel, aunque a algunos de los mandos o jefes no están muy de acuerdo en esta iniciativa.
El monto recaudado ronda los 100 y los 150 pesos para que puedan pasar la noche y evitar las inclemencias del tiempo y los insectos.
«Nos organizamos para pagar el hotel, se oye feo, pero es la verdad porque cuando el mando nos deja ir a dormir unas horas en lugar de quedarnos en la calle rentamos un cuarto, es mejor que estar a la intemperie, en la calle hasta se te suben las cucarachas”, comentó otro policía.
Los mandos medios no pasan las mismas peripecias, ya que al terminar su jornada pueden retirarse a sus casas para descansar y se presentan al siguiente día, pero sin una hora fija o simplemente supervisan dos o tres horas y se retiran, fue otra de las quejas.