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MÉXICO, D.F., 27 de julio de 2015.- A medida que avanza el proceso interno para renovar la presidencia nacional de un partido político, los intereses de grupos se irán articulando en torno a la construcción de una figura presidenciable.
En el caso del PRI, la idea del presidente Enrique Peña Nieto es mantener el control del partido con miras a preparar la candidatura para el 2018.
Así lo expone Gustavo López Montiel, politólogo del Tecnológico de Monterrey campus ciudad de México, en entrevista telefónica con Quadratín México.
Durante el encuentro nacional priísta Unidad para Continuar con la Transformación de México, el titular del Ejecutivo propuso un perfil joven y cercano a las universidades para quien, desde su opinión, debería ser el futuro dirigente nacional del PRI.
Enseguida, entre los grupos políticos del tricolor y analistas salió el nombre del jefe de la Oficina de la Presidencia, Aurelio Nuño, un político joven cercano al Presidente Peña, quien desde Los Pinos ha tomado decisiones importantes.
En primera instancia, Gustavo López explica que es un modelo ya visto con Acción Nacional cuando Felipe Calderón ubicó a Germán Martínez Cázares en la dirigencia para mantener las riendas del partido, particularmente en un contexto de decisión de candidaturas electorales.
“Lo que ocurrió fue que al tratar de mantener la hegemonía, diversos grupos si bien aceptaron la presidencia, después comenzaron a trabajar en contra de lo que se articulaba por intereses en torno a no únicamente una candidatura federal, sino a las candidaturas locales”, rememoró el analista político sobre aquella circunstancia interna en el hoy partido de oposición.
Derivado de lo anterior, agregó que se pudo ver después que esa hegemonía que se mantuvo a partir de la presidencia de Martínez Cázares, se trató de mantener con la alianza con Gustavo Madero Muñoz para conservar una posición favorable a la designación de candidato o candidata a la presidencial; “al final resultó contraproducente porque se quedó sin candidatos”.
En el caso del PRI, consideró que el presidente Enrique Peña Nieto puede jugar a favor en términos de control y en cuyo partido sus militantes son disciplinados en ese contexto.
La llegada de Aurelio Nuño a la presidencia nacional del PRI cambiaría la jugada de muchos analistas, pues no sería el saliente líder del tricolor César Camacho Quiroz quien ocuparía la coordinación de la bancada en la siguiente 63 Legislatura de la Cámara de Diputados.
Entonces, Enrique Jackson perfilaría como el coordinador de los legisladores priistas que muevan la agenda presidencial desde el Congreso.
El politólogo López Montiel infiere que dependerá de cómo eventualmente el primer mandatario mexicano vincule las modificaciones en su gabinete.
“Si bien esta conjunción es importante no es definitiva, porque juegan otros actores, habría que ver qué piden los demás grupos que no quedarían en la presidencia, como el de Manlio Fabio, a cambio de ceder al Presidente la dirigencia del PRI”, razona.
–Entonces, ¿dónde quedaría Manlio Fabio Beltrones?
Para quien, de acuerdo la propuesta del Presidente de la República, no alcanza a ser un priista inserto en las redes sociales y plataformas digitales, además de muy activo en las universidades, Gustavo López acota:
–Manlio Fabio podría llegar al gabinete peñista como una salida, sin embargo habría que ver hasta qué punto es posible si Beltrones es una alternativa. Habría que analizar qué tipo de Secretaría le darían porque, al final de cuentas, aspiraría a una secretaría no menor a la de Gobernación.
Hasta entonces, se podría ver el tamaño de la alianza o no con respecto a ese grupo en particular y otros en dentro del PRI a nivel nacional.