De norte a sur
Tinta Roja
México, después de tantos avatares, por fin está logrando despuntar. La participación ciudadana organizada ha logrado ir desterrando las viejas prácticas de un régimen que enarboló la corrupción e hizo de esta práctica una dinámica de sistema hasta que en ella cimentó al estado. Los políticos están cada vez más acotados y vigilados en su actuar y en sus alcances, poco a poco las instituciones mismas les han ido amarrando las manos. En materia de seguridad son innegables los logros alcanzados.
Al aprehender a casi la totalidad de los líderes de organizaciones delictivas, esas agrupaciones perdieron de manera contundente su fuerza y hoy son sólo células minúsculas que regresaron al narcotráfico modesto y de consumo, ya no hay balaceras, decapitados y las extorsiones han cesado casi por completo. La reforma energética está dando resultados antes de lo previsto y los precios de la luz y el combustible ya han comenzado a bajar gradual pero sostenidamente. Escribo esto recordando un chiste que conocí gracias Slavoj Zizek, que recientemente apareció en “El País” y que va más o menos así:
Un obrero de la República Democrática Alemana logra un trabajo en Siberia. Sabe que sus cartas van a ser revisadas por censores del gobierno así que junto con algunos amigos idea una manera de eludir la vigilancia. “Cuando reciban un carta mía en tinta azul, quiere decir que todo lo escrito es verdad pero si viene en tinta roja, lo que les cuento será falso”. Pasado un tiempo los amigos reciben una carta escrita en tinta azul con el siguiente mensaje: “Acá todo es formidable, hay mucha comida, me instalaron en un departamento amplio con excelente calefacción y hay chicas guapas abiertas al romance. Lo único que no he podido conseguir es tinta roja”.
Yo quisiera escribir que todavía hay mucho por hacer pero que hemos logrado avances muy importantes. Me gustaría contar que la gente ya no se conforma con padecer y vivir el horror de manera cotidiana sino que hoy se siente de verdad más segura, que salen a la calle tranquilos. Sería estupendo que pudiera dejar constancia de que los próximos comicios serán, ahora si, la tan llevada y traída “fiesta democrática” en donde la participación sea genuina y de igual manera los actores de la política genuinamente entiendan que este país merece algo mucho mejor de lo que hasta ahora nos han dado. Que por fin accedamos a un ambiente más sano, que los jóvenes cuenten con verdaderas oportunidades y se involucren más, que exijan más y que por la vía pacífica logremos todos que la cosa sea, siquiera, soportable.
Todo esto me gustaría escribir, el problema es que hasta ahora, todavía no encuentro la tinta roja.