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CIUDAD DE MÉXICO, 29 de febrero de 2016.- La clase política representa una amenaza al Estado laico mexicano, afirmó a Quadratín México el especialista en temas religiosos, Bernardo Barranco, autor del libro Las batallas del Estado laico, la reforma a la libertad religiosa, editado por Grijalbo.
De acuerdo con Barranco, así se vio durante el proceso legislativo de reforma del artículo 24 de la Constitución en 2011, concluida en 2013, un tema que no era prioritario, y que se llevó a cabo con desaseo, además de que, desdibujado por la resistencia social, sólo salió adelante gracias a la disciplina priísta.
Recordó que, al inicio del proceso, la iglesia católica aprovechó para cabildear e intentar que el clero pudiera participar activamente en la política partidaria y procesos electorales, lo que generó resistencias de diversos grupos académicos, de mujeres, homosexuales, algunos incluso religiosos, como la Luz del Mundo, cuyo papel en desactivar la intentona resultó fundamental.
“El lector encontrará una descripción detallada de cómo se da el desaseo político de partidos que llegan a acuerdos que van por encima de los intereses de la sociedad, que privilegian a una iglesia, hay una disputa, estos peligros de la educación religiosa en las escuelas, la participación política del clero eso lo rasuran, los temas quedan atrás por la presión social e incluso mercadean y sacan de la congeladora el artículo 40, que determina el carácter laico de nuestra República”.
Fue una embestida contra una herramienta del Estado mexicano para vivir en paz, agregó el especialista, quien no soslayó que México ha sufrido tres guerras por los intentos de la iglesia católica de imponer su visión política: la de la Reforma, la invasión francesa y la Cristera.
“No son guerras de resorterazos o de comunicados, fueron guerras cruentas, sangrientas. En el caso de la Guerra Cristera murieron más de 250 mil personas, muchas veces eran ejecuciones salvajes, se hacían mutilaciones, se les mochaban las orejas, de ahí viene el término del mocho, fueron guerras muy sangrientas. El término de Estado laico en México no es adorno, capricho o construcción intelectual, es fruto de momentos muy desgarradores de la vida en el país, la laicidad en el Estado es fundamental para la paz y la convivencia”, explicó.
El acecho contra el Estado laico no es nuevo ya que desde 1991, cuando era presidente Carlos Salinas de Gortari, se reglamentó el reconocimiento jurídico de la iglesia católica a partir de la reforma el artículo 131 constitucional y el restablecimiento de las relaciones entre México y El Vaticano. En ese momento la laicidad fue fuertemente acechada por la iglesia católica que quería incidir en el poder para favorecer su agenda: aborto, unión de parejas, biogenética.
“El problema es que ya no hay solo la amenaza clerical al Estado laico sino también de varios sectores de todos los partidos de la clase política que en su pragmatismo contravienen el carácter laico del Estado”, añadió el también autor de la obra El evangelio social del obispo Raúl Vera.
Barranco observó que la visita del Papa Francisco mostró a la clase política ávida de quedar bien con la Iglesia Católica para buscar su reconocimiento, una actitud que parece sacada de la Edad media, cuando los gobernantes la anhelaban para obtener legitimidad.
“En la Edad Media y todavía en la Colonia quien daba legitimidad era Dios y la clase política está en regresión y busca en la iglesia la legitimidad que no encuentra en la sociedad, pero el problema es que la propia estructura católica está perdiendo la base de la sociedad, por lo tanto hay lejanía de la ciudadanía secular y religiosa hacia la clase política, pero al mismo tiempo de la jerarquía.
“Entonces es una especie de quimera, un juego de ilusiones que la clase política cree encontrar en valores religiosos como dando a entender ‘yo sí soy creyente, no soy tan corrupto’ que entra en estas deformaciones que son muy peligrosas”, advirtió.
Como ejemplo de dichas conductas el experto señaló a los gobernadores de Veracruz y de Chihuahua, Javier y César Duarte.
“Ahí tienes a los Duarte gobernadores, a los dos que entregan apasionadamente su gobierno al Sagrado Corazón de Jesús, cuando ambos son señalados de corrupción y en el caso de Veracruz prácticamente está en el infierno o Margarita Arellanes (cuando fue alcaldesa de Monterrey) que entrega las llaves a Dios de su mandato y hoy está acusada de peculado.
“Estos actores políticos están muy señalados y son los que se presentan como más religiosos, es una manipulación de lo religioso, es una justificación, una careta que quieren dar a conocer de manera tramposa a la sociedad. Entonces cuando hablamos de Estado laico hay una manipulación de la clase política que entra en terrenos de simulación, es lo más peligroso”, agregó.
– ¿Ve una nueva embestida contra el Estado laico luego de la visita papal?
– Yo creo que gracias a Dios no, en los discursos del Papa no se da eso. El Papa fue crítico de la clase política y difícilmente con el tipo de visita que hizo la clase política podría manipular, al contrario el Papa tuvo una actitud más laica que la clase política laica, porque fue a Palacio nacional que es la sede nacional del poder, no fue a Los Pinos que es la casa del presidente; es una visita importante y no va a tu casa, va a tu oficina a hacer visita formal.