Poder y dinero
El hombre nunca sabe de lo que es capaz
hasta que lo intenta.
Charles Dickens
Cada 3 de diciembre la Organización de las Naciones Unidas conmemora el Día Internacional de las Personas con Discapacidad con el objetivo de llamar la atención y movilizar apoyos para lograr la inclusión de personas con discapacidad en la sociedad y en el desarrollo. Con motivo de esta fecha, quiero compartir con ustedes la siguiente reflexión.
En nuestro país, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), sólo el 16% de las personas con discapacidad la adquirieron por herencia, durante el embarazo o al momento de nacer, el 39% a consecuencia de alguna enfermedad, el 23% por edad avanzada y el 15% quedó con alguna lesión a consecuencia de algún accidente. El 8% restante corresponde a personas cuyas causas de la discapacidad son imprecisas.
La estadística descrita nos sirve para darnos cuenta que la discapacidad no tiene su causa mayor en el nacimiento, pues es más frecuente que se adquiera por enfermedad, accidente o edad avanzada, esto significa que se puede evitar o prevenir.
Como podemos imaginar, las personas que adquieren alguna discapacidad se enfrentan a un mundo complejo que les limita la posibilidad de desplazarse de un lugar a otro sin la ayuda de terceros y la posibilidad de insertarse en el medio social con las mismas oportunidades y recursos que otros para participar completamente en la vida económica, social y cultural de su localidad, municipio o estado, lo que produce que su nivel de vida y bienestar sea menor al que tenía antes de que adquiriera la discapacidad.
Lo anterior, pone en evidencia que las personas con discapacidad se enfrentan a un mundo que no está hecho para ellos, que limita sus libertades. Todo ello termina por afectar su estado de ánimo y, en ocasiones, produce que se sientan incapaces de superar sus diferencias. Por ello, es necesario crear un sistema de protección de derechos que les asegure el acceso a sus derechos y que les otorgue los medios para facilitar su inclusión social.
A pesar de los avances, es indudable que falta mucho por hacer, sobretodo en el ámbito económico y laboral, ya que actualmente sólo el 29.9% de las personas que tienen discapacidad realizan alguna actividad que les genere ingreso, lo que representa aproximadamente 1.6 millones de personas y refleja una desventaja en cuanto a su inserción laboral.
Es importante que todas y todos, asumamos nuestra responsabilidad frente a las personas con discapacidad porque en la medida en que nosotros seamos sensibles ello se reflejará en la vida diaria, en nuestros hechos y actitudes, promoviendo que todos tengamos las mismas oportunidades y recursos. Hagamos hincapié en que la discapacidad no es un problema o una enfermedad, es una más de las diferencias que existen en nuestra sociedad.