Lilia E. Cárdenas Treviño, líder social y promotora cultural
MÉXICO, DF, 6 de septiembre de 2014.- Paco Ignacio Taibo II, escritor, historiador, biógrafo, incansable promotor de la lectura y erudito del pasado-presente histórico de este país, da una bocanada a su enésimo cigarro y dice: en México se debe de fomentar la lectura a través de las librerías abiertas, en las que se pueda pasear, escoger y escuchar al autor y decir, ah pues esto me interesa, esto ayuda a incrementar la lectura en México.
Autor de cerca de 90 novelas, que van desde la literatura policíaca, histórica y de biografías, escritor, periodista y activista sindical, Paco Ignacio Taibo es crítico respecto a la actuación del Fondo de Cultura Económica (FCE) y de la reciente declaración hecha por su director, José Carreño Carlón, quien calificara como “alarmante” el bajo número de librerías existentes en territorio mexicano. En el marco del 80 aniversario del FCE explicó que mientras en España existe una librería por cada 8 mil 500 habitantes, en México existe una por cada 200 mil ciudadanos.
El gran problema, sentencia, no es si hay muchas librerías o pocas. La cuestión es el mecanismo de distribución del Fondo de Cultura Económica, «algo que nosotros estamos resolviendo desde hace tres años, con nuestro proyecto de Red de Paralelo en Libertad», remarca Paco Ignacio Taibo II, al referirse a las declaraciones del director del FCE.
Hace una pausa, toma de la mesa un nuevo cigarro cubano y lo enciende. E ironiza:
-¿Hablas del mismo personaje que, para celebrar el aniversario del Fondo, organizó la conferencia de los paleros?, pregunta Paco Ignacio Taibo II.
-No sé, dígame usted.
–No, pues te pregunto si es el mismo personaje, porque cualquier cosa que diga en principio está descalificado, por menso, sentencia.
Luego, él mismo se pregunta ¿cuál es la política de lectura que lleva a cabo el Fondo de Cultura Económica? y se responde:
“Desaparecer la colección popular, que fue histórica ¿Esa es su gran virtud? ¿Ese es su gran logro? No, no, no, es que estamos en manos de una caterva de funcionarios de tercera, o bueno, que se creen de tercera, pero en realidad son de cuarta, con un bajísimo nivel técnico, y sobre todo, con ausencia de política en materia de fomento a la lectura y por lo tanto no hay manera de que le entren al asunto”.
La entrevista con Quadratín México se realiza en la casa del escritor. Libros por aquí, por allá. Aplasta la colilla en un cenicero. Amaga con encender otro. Antes, refiriéndose al proyecto Red de paralelo en Libertad, dice:
«Llevamos tianguis de libros a los barrios. Hemos vendido, a lo largo de tres años, más de 7 millones de libros a bajísimo precio (de 5 a 60 pesos) en ferias populares, en los barrios, con un mecanismo de pedir a las editoriales que saquen de las bodegas lo que tienen, a un bajísimo costo”.
A lo largo de casi cuatro años de impulsar la lectura a través del proyecto, Red de Paralelo en Libertad, se ha tenido mucho éxito, y los números lo reflejan por sí solos: “Brigada Paralela en Libertad es ejemplar en términos de presencia. Hemos regalado cerca de 300 mil libros. Han bajado de la red, otros 100 mil más, gratuitamente. Y hay 6 millones de libros por abajo del costo, del 50, del 80 por ciento de descuento, vendidos en tres años”, dice expeliendo el humo.
Pero más allá del proyecto Red de Paralelo en Libertad, prosigue, han ido encontrando otros proyectos que tienen como objetivo el mismo fomento a la lectura, en distintas partes del país, y que la mayoría de éstos se mueven en zonas de clase media y media baja.
Un nuevo cigarro entre sus dedos. antes de encenderlo pasea la mirada por la pared de su sala-estudio, donde hay un sinnúmero de fotografías en blanco y negro del Che Guevara, de quien escribió la biografía ‘Ernesto Guevara, también conocido como el Che’. Retoma la palabra:
“Los clubs de libros que se organizaron en Aguascalientes, en la clase media baja, funcionaron poca madre. La experiencia de Expansión, que organiza la Feria del Libro de Guadalajara, en las prepas, funcionó poca madre. Sin obligaciones, los viernes podías llevarte un libro de fin de semana para tu casa, poca madre (…) Han surgido cientos de bibliotecas populares en barrios, en el mismo tiempo en el que la SEP en el Valle de México cerró 13 bibliotecas públicas, entonces hay una experiencia, por debajo, muchísimo más interesante y protagonizada por la izquierda social, de fomento a la lectura”, explica.
En opinión de Taibo II, cuando el FCE hace campañas de fomento a la lectura “ponen a un futbolista que no lee, y lo ponen a decir, ‘lee 20 minutos’… Ellos creen que van a convencer a la gente, de lo que los deportistas no hacen, y no es así: no se lee por obligación, no se lee 20 minutos. Ellos han de pensar ‘como yo leo 10 minutos de puros pinches informes, pues entonces que los ciudadanos lean 20 minutos’. No hay seriedad en esto”.
Habla del Zócalo de la ciudad de México y dice que ahora se usa para muchos motivos, pero no para expresar el derecho a la opinión de la ciudadanía, como el caso de que se convirtió en un gran estacionamiento para el mensaje sobre el Informe Presidencial. Lamentablemente, hoy el Zócalo ya no es de todos, dice y recuerda que «la Plaza de la Revolución era el espacio donde los ciudadanos decían ‘así no es, así no queremos, y reivindicar a un México diferente’. Hoy se volvió un lugar donde hay carritos de cuatro llantas de madera. Y de cualquier cantidad de cosas, con tal de que el Zócalo esté cerrado. O asistes al denigrante espectáculo de verlo permanentemente repleto de policías, de vallas, al grado de que trataron incluso de impedir que se celebrara la Feria del Libro, porque tienen miedo de que se ocupe por la ciudadanía».
Biógrafo de los más grandes caudillos de la Revolución Mexicana, Francisco Villa y Emiliano Zapata, al tiempo de ir por otro cigarrillo cubano, remata:
“El Zócalo ha sido el centro simbólico de este país… Ahí está la pirámide y la cúspide del poder. El lugar donde los mexicanos dicen no, o dicen sí, y se presentaron en masa ante Lázaro Cárdenas para decirle sí a la expropiación petrolera. ¿Qué logramos que fuera el Zócalo? Que fuera de los ferrocarrileros en el 58, del movimiento estudiantil del 68… Lamentablemente, hoy el Zócalo ya no es de todos, hoy el Zócalo es de los marcianos y los marcianos dictaminan que el Zócalo está ahí para quién sabe qué, pero no para expresar el espacio abierto de derecho a la opinión de la ciudadanía”.